Educación Superior UAJMS
La U.A.J.M.S. rumbo a una impostergable reforma
Publicado en Tarija200|Octubre-Diciembre 2016|Edición N° 7
La crisis del sistema universitario nacional y la propia crisis de la universidad estatal tarijeña impulsan un virtual consenso de criterios sobre urgentes e incluso radicales cambios estructurales. Ya se apuesta por una nueva normativa interna, pero las proyecciones apuntan a cualificar las dirigencias, potenciar la investigación y renovar el sistema institucional y académico. La historia de Tarija no se puede separar de la historia de la universidad, por lo tanto el departamento demanda responsabilidad para encarar las reformas impostergables ante los nuevos desafíos y los problemas.
“Hay que volver a la U.A.J.M.S. una institución académica y no una institución política”
El rector Subrogante de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS) cuestiona la excesiva politización que afectó a esa casa de estudios superiores. Blades asegura que su gestión se concentra en la elaboración de nuevo Estatuto Órganico. También destaca que el sistema universitario nacional busca medidas para sancionar a quienes promuevan bloqueos y paros.
Tarija 200 (T200.).- ¿Cuáles cree que son los tres problemas institucionales más importantes que tiene la UAJMS?
Javier Bladés (J.B.).- El primero, no tenemos un Estatuto orgánico adecuado y organizado, acorde a la nueva realidad que vive el país. Es por ello que enfrentamos tantos problemas, dificultades y esos carnavales electorales, porque no tenemos ese documento normativo que es primario y esta caduco desde hace 14 años. Lo tenemos que actualizar y nadie lo quiere hacer. Ahora nosotros hemos tomado el reto y estamos intentando hacerlo.
El segundo problema es la politización que ha vivido nuestra universidad y ha hecho que muchos alumnos le den más importancia al aspecto político que al académico y eso esa politización es un problema.
Un tercer problema es el económico. La universidad ha percibido ingresos significativos por concepto de IDH durante los últimos 10 años, esto ha enviciado a la dirigencia y es por ello que el alumno opta por ser dirigente y no por ser estudiante.
T200. ¿Cuáles cree que son los tres desafíos que tiene la UAJMS?
J.B.- El primer desafío es cumplir lo acordado en nuestro Honorable Concejo Universitario Ampliado y darle un nuevo Estatuto a nuestra universidad para de esta forma darle certeza jurídica e institucionalidad. El segundo desafío fundamental es volver a la universidad una institución académica y no una institución política, si la volvemos académica cumplirá su rol de ser una institución de enseñanza. Por último, el tercer desafío sería devolverle a la Universidad la credibilidad institucional y social que debería tener con su pueblo.
T200. El crecimiento de estudiantes inscritos el año 2016 en relación al año 2015 fue de 0,85 por ciento, cifra muy pequeña comparada con otros años, ¿cuáles cree que son las dos principales causas de esta situación?
J.B.- La matrícula de la gestión 2016, comparada a la 2015, ciertamente no ha crecido significativamente como en otros años, sin embargo mantenemos cifras positivas. La prensa proyectó una diferencia negativa del 45 por ciento y otros, siendo más osados, aseveraron que el número de estudiantes iba a reducirse en un 50 por ciento, pero bajo ningún punto llegamos a esos extremos.
El hecho de que la matricula no haya crecido como se esperaba se debe a los conflictos que ha vivido la universidad, al tema político y la politización de la vida universitaria. Son estos factores los que han provocado la crisis generada el 2015 durante los meses de octubre, noviembre y diciembre, y lo que ha llevado a pensar a la gente que no íbamos a tener nuevos alumnos.
Sin embargo, no hay que olvidar que la universidad pública es la universidad del pueblo. La gente no tiene recursos para irse a una universidad privada, entonces la Superior Casa de Estudios del departamento, que es la Universidad Juan Misael Saracho, siempre va estar presente a pesar de todos los esfuerzos de algunos para hacerla ver mal, pues no se puede ir en contra de una realidad socioeconómica de un pueblo que es más pobre que rico.
T200. Considerando que actualmente es difícil trabajar mientras se es universitario, ¿cuáles cree que son las dificultades para que la universidad no pueda brindar sus servicios académicos en horario nocturno?
J.B.- En el pasado se estableció un horario nocturno, mas tuvo problemas y fracasos principalmente por el tema económico.
El tener un horario nocturno implica una serie de aspectos: en primer lugar energía, hay que tener todos los edificios y laboratorios funcionando casi las 24 horas, y esto además tiene un costo de funcionamiento y mantenimiento; en segundo lugar, el requerimiento de personal, guardias de seguridad, porteros y más personal adicional, que también significan costos; y, por último, un problema externo, pero no por ello insignificante es la inseguridad, pues se garantiza la seguridad en los predios de la universidad, pero no fuera de ellos, entonces el estudiante corre el riesgo de ser asaltado o peor aún. A todo esto se consideró poner los buses a servicio del estudiantado, sin embargo, no se ha tenido éxito, porque no hemos podido concebir un plan sobre cómo podríamos implementar el servicio.
T200. La sociedad exige normas y sanciones para los que bloquean y cierran la universidad, ¿es posible poner a disposición un reglamento más duro para evitar estos conflictos?
J.B.- Eso es lo que queremos, es por ello que a nivel nacional el Sistema Universitario Boliviano está trabajando en el establecimiento de un tribunal para que sancione estas acciones. Ya se hizo una reunión y se han generado algunas bases. Hay dos propuestas y en ello trabajan los asesores jurídicos de las 11 universidades que conforman el sistema, de manera que se pueda implementar duras sanciones para aquellos que cometen estos ilícitos. Con nuestro estatuto vamos a generar también un nuevo espacio en la actualización de nuestro código de ética y reglamento de procesos.
Aclaro que nosotros, como autoridades, no hemos acordado ningún arreglo a la suspensión de ninguna de las denuncias. Todas las denuncias de las tomas de la universidad están siendo procesadas, vigentes y en curso. Incluso tengo entendido que ya se ha establecido una fecha para un juicio oral derivado de los problemas de la gestión anterior. Entonces nosotros no hemos negociado con la justicia y hemos mantenido nuestra posición de que estos delitos deben ser duramente sancionados.
T200. Finalizando, ¿cuáles son sus principales objetivos durante su gestión, la gestión interina?
J.B.- Para nosotros resultó un poco difícil establecer objetivos en un primer momento por el horizonte de tiempo que nos marcaban. Primero nos decían que estaríamos siete días, después un mes y luego tres meses, y bueno ahora ya estaños llegando al año. Es por ello que en, vez de trazarnos un objetivos, lo que hemos hecho es trazarnos una línea de acción muy clara con la finalidad de darle el carácter académico a nuestra gestión, priorizar lo académico, los extensivo y lo investigativo. Además, una definición también muy clara de no meternos en política, ni elecciones ni ningún otro tema que no debe asumir el rectorado más allá de la gestión académica y representar con la altura que se debe a la universidad.
Los hechos y la historia demandan la acción para la reforma
La Universidad Juan Misael Saracho está en el corazón y el alma del pueblo del departamento de Tarija, por sus aulas pasaron grandes hombres y mujeres, docentes y estudiantes que luego se convirtieron en profesionales y fueron un ejemplo a seguir. La universidad también fue la escuela, desde la dirigencia y las aulas generó grandes líderes en el departamento quienes con los años se proyectaron en diferentes campos, políticos, económicos, sociales, empresariales y académicos.
La historia de Tarija no se puede separar de la historia de la universidad, desde las luchas por el progreso, la resistencia a las dictaduras, las innovaciones en diferentes momentos y la producción del mayor capital humano del departamento de Tarija.
Pero la historia de los hechos del último periodo llama a la reflexión y a tomar acciones. Muestra la urgente necesidad de una reforma, de un cambio de rumbo y de ajustes importantes al interior de la principal casa de estudios del departamento.
Reformas que pongan límites a las conductas impropias que mancillan y denigran a la propia universidad, y que al mismo tiempo adecuen las prácticas de la universidad a nuevos estándares de funcionamiento, calidad y transprencia. Es cierto que la U tiene errores y defectos, no reconocerlo sería fatal, pero también se debe reconocer que la universidad es un bien público y que genera valor público en una dimensión que hace que los problemas de la “U” no sean son solo internos, afectan y atañen a la sociedad, pues condiciomam el desarrollo.
La universidad tiene grandes profesionales, posee un potencial enorme con un valor incalculable, por tanto su prestigio no se puede rifar, por la ambición política de grupos de poder que en los últimos años encontraron en la dirigencia a los operadores del caos y de la propia destrucción de la universidad.
Ni aquí ni en ninguna parte del mundo, se puede aceptar que estudiantes politizados y que operadores políticos sin ningún tipo de calificaciones, rompan valores esenciales como son el respeto y la ética, no se puede concebir que se produzcan descalificaciones temerarias como en el periodo reciente donde se denigró a los docentes, a los profesionales de Tarija superando cualquier límite y de la manera más vil e infame.
Desde hace 12 o más años no se proyectan camadas de dirigentes que salgan de la universidad a la sociedad, y eso es un indicador preocupante que demuestra también el nivel en el que ha caído la dirigencia. La sociedad necesitará nuevos líderes, pero con valores esenciales y una conducta intachable.
Por otra parte, en la universidad hay una gran masa de estudiantes que privilegian su formación, y que no están dispuestos competir por espacios de poder en las condiciones actuales. Existe una gran cantidad de buenos estudiantes, personas que la tienen clara y se esfuerzan por dotarse de una buena formación, entre ellos hay muchos talentos y futuros profesionales que con seguridad serán de gran nivel, pero las tomas están condicionando también su futuro.
El desarrollo depende en gran medida de sus profesionales y una sociedad que no valora el conocimiento, no tiene posibilidades de éxito.
El cierre durante largos meses por la confrontación política desmedida y vandálica perjudicó a todos, desvalorizó a los profesionales afectó a la imagen de la universidad, a la sociedad y al mismo departamento. Esas tomas y sus consecuencias mostraron que cualquier cosa puede ocurrir y que la universidad, no tiene los instrumentos para poner límites y frenar este tipo de acciones. Increíble, más de 20.000 estudiantes fueron perjudicados, el daño económico fue grande y hasta ahora no hay responsables.
¿Cuáles son entonces las alternativas para la universidad tarijeña? O realiza un proceso de reforma orgánica o navegará en el limbo del caos y la incertidumbre. Por ello es necesario abrir una agenda un tratamiento maduro al interior de la misma, y con el acompañamiento de la sociedad.
Y surge otra pregunta: ¿cuál es la agenda de la transformación universitaria? Se hace urgente abrir las propuestas. Para ello Tarija 200 entrevistó a un conjunto de personas involucradas con el qué hacer de la UAJMS y el desarrollo de Tarija.
Propuestas: 9 ejes de la transformación de la U.A.J.M.S.
Tarija 200 realizó un sondeo de opinión entre ex dirigentes, ex autoridades y docentes de la UAJMS. Estos observadores plantean desde medidas para una transformación de las dirigencias hasta el fortalecimiento de la investigación y el post grado
Un sondeo de consultas realizado por TARIJA 200 con ex dirigentes, ex autoridades y docentes de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS) permite sintetizar las principales planteamientos para reorganizar la principal casa de estudios del departamento. Las propuestas confluyen en al menos nueve líneas estratégicas cuya aplicación operativa –se considera- permitirá que la “U” salga de su ya crónica crisis.
Eje reformas
Un primer eje de reformas apuesta a tres cambios centrales: la reforma del Estatuto universitario, una reformulación del cogobierno universitario, la erradicación de los resortes que atizan la violencia y una revisión de las condiciones de funcionalidad de las dirigencias estudiantiles y las autoridades académicas. Bajo este marco, se plantean insistentemente los siguientes puntos.
1. La universidad debe apuntar a la reforma del Estatuto
2. Se debe normar la el cogobierno, la dirigencia universitaria ha prostituido la acción política al interior de la universidad
3. Urge reconocer como política de la universidad que no puede estar manejada por organizaciones que promuevan el vandalismo estudiantil.
4. Urge normar la permanencia estudiantil, no puede extenderse a más de 7 siete años
5. Se precisa la creación de un nuevo vicerrectorado que se ocupe del post grado lo que ahora es la secretaria de educación continua.
Cualificación de la dirigencia
El segundo eje de planteamientos ingresa en la revisión de los requisitos y condiciones que deben cumplir los dirigentes estudiantiles universitarios. Las propuestas se orientan especialmente a conjurar de manera definitiva las prácticas que atentan contra la infraestructura institucional y la normalidad del funcionamiento académico. Seis han sido las ideas predominantes en este capítulo:
1. Para ser dirigentes estudiantiles se deben cumplir requisitos académicos. Debe haber un mínimo de respuesta académica, traducido en calificaciones. Por ejemplo, los líderes estudiantiles deberán acreditar promedios mínimos y vencimientos de materia.
2. También debe acreditarse condiciones para ejercer la dirigencia en específico. Para ser dirigente se debe aprobar primero un concurso de méritos, y luego presentarse a la dirigencia.
3. Los cargos dirigenciales no podrán ser ocupados por más de dos años por una misma persona, se debe prohibir la reelección. En ningún caso la vida dirigencial podrá sobreponerse a la vida académica.
4. Medidas drásticas contra la violencia y el vandalismo. Se debe incluir la expulsión rápida de los universitarios que realicen tomas en la universidad. Las protestas no pueden ocasionar problemas para toda la comunidad universitaria, atentar contra los derechos de sus miembros y menos afectar el entorno social.
5. Se debe prohibir bajo causal de expulsión que los docentes financien actividades políticas de los estudiantes.
6. Los daños económicos deben ser resarcidos por parte de quienes tomaron o afectaron a la universidad
Investigación
Casi unánime resulta la crítica relacionada a la ausencia de investigación en la UAJMS. Los planteamientos la señalan como uno de los síntomas más graves de la crisis. Las propuestas más coincidentes suman seis puntos:
1. La investigación debe conducirse mediante una secretaria y no desde una dirección. Se debe jerarquizar una función fundamental propia del siglo XXI.
2. No se puede dejar de hacer investigación y no se pueden dejar los resultados de lo hecho hasta ahora a un lado en el gavetero.
3. Urge evaluar el rol de la investigación de la U y su impacto en la sociedad o la producción.
4. Los resultados de la investigación universitaria deben ser ampliamente conocidos y estar abiertos al conocimiento público.
5. La investigación de la universidad debe marchar en concordancia al ritmo y los tiempos y los requerimientos de sociedad y el sector productivo. Falta una “interface” entre la investigación de la universidad, con la sociedad y la actividad productiva.
6. La universidad debe tener un banco de demandas de investigación alimentado por las solicitudes y exigencias de la sociedad y el sector productivo.
Oferta académica
Qué carreras y bajo qué condiciones debe brindar la UAJMS a la sociedad tarijeña y boliviana constituye otra de las preocupaciones de quienes han conocido a fondo la realidad de la “U”. Tres propuestas centran la reflexión entre el mercado, la sociedad y los sectores productivos:
1. La oferta académica de la universidad y sus mallas curriculares deben adecuarse al mercado y no el mercado a la universidad.
2. La “U” debe escuchar la demanda de la sociedad y del sector productivo.
3. Un sistema normal rediseñado debe prevalecer frente al sistema de los cursos de nivelación que se fueron masificando.
Docentes
La cualificación de la docencia constituye otra de las áreas sobre las que se plantea una marcada incidencia. Dos puntos recuerdan los ejes de la actualización, promoción y renovación académica y docente.
1. Los docentes deben ser calificados y capacitados de manera permanente para los centros que transfieren tecnología y saber.
2. Se debe aprovechar mejor el conocimiento de los docentes más antiguos, ellos deben pasar a liderar la investigación y desarrollo, producir otras actividades y paulatinamente deben dejar los espacios de la cátedra a nuevos docentes.
Post grado
Quienes participaron del sondeo de Tarija 200 advierten también graves falencias en las políticas de post grado, pese a su marcada significación en las universidades del siglo XXI. Cinco planteamientos sintetizan esta preocupación:
1. El post grado parece mostrar un divorcio entre las facultades y la secretaria de post grado o de educación continua, cada una por su lado sin interactuar y definir una buena oferta. Debe articularse esa fractura.
2. Los diferentes programas post grados deben responder a la demanda de la sociedad de la empresa y los tiempos actuales.
3. Se debe internacionalizar la oferta académica del post grado.
4. Se deben traer profesionales internacionales y nacionales que prestigio que dejen nuevas ideas.
5. Se requiere un relacionamiento con otra clase de profesionales y universidades para ampliar la calidad del post grado.
Transparencia
Ante un sinfín de casos y polémica por la corrupción en la principal casa de estudios de Tarija los observadores urgen el fortalecimiento y transformación de las políticas de transparencia institucional. Los consultados coinciden en seis ideas centrales:
1. La universidad debe adoptar mecanismos de transparencia.
2. La universidad debe tener una política de gobierno abierto.
3. La información de la universidad debe ser accesible y asequible.
4. La universidad debe hacer rendición de cuentas públicas de sus resultados.
5. La universidad debe comunicar mejor a la sociedad sus desempeños resultados y actividades.
6. La universidad debe hacer conocer las características de su infraestructura, su equipamiento y la calificación de su personal. Aspectos que ni en lo positivo ni en lo negativo se conocen hasta ahora.
Otros temas
Finalmente, las coincidencias llegan a una serie de puntos relativamente dispersos, pero que complementan el cuadro general de propuestas. Los siguientes cinco puntos resultaron los más frecuentes:
1. Las universidades deben tener unidades facultativas que transfieren servicios tecnológicos a la sociedad.
2. La universidad debe crear un centro de apoyo y generación de empresas y crear también una incubadora de empresas.
3. La universidad debe ser el centro de conocimientos y de información.
4. La universidad debe volcarse de lleno al desarrollo productivo con una dirección o una secretaria que se ocupe efectivamente del tema.
Otros proyectos deben llevar la universidad a los barrios de Tarija, con todas sus capacidades para trabajar en la formación.
El gran desafío universitario boliviano
risis en el sistema. Por lo menos seis de las 15 universidades adscritas al sistema público boliviano desde hace décadas se hallan cayendo hacia un abismo institucional. Y eso que de ese conjunto se debe restar, para el análisis, a tres por sus particularidades: la Escuela Militar de Ingeniería (EMI), la Universidad Católica Boliviana (UCB) y la novel Universidad Policial.
Vale decir que la mitad del sistema se halla en crisis galopante. De ello fuimos testigos especialmente en los dos últimos años. Paros, enfrentamientos, tomas de instalaciones, escándalos... marcaron la coyuntura. Lo peor que esta conflictividad belicosa, injustificable como cualquier otra, resultó una descarada pugna de grupos sedientos de poder y espacios.. Nada más. Ni un atisbo de, siquiera, disputa ideológica, defensa de valores académicos o prestigio institucional.
Las otras seis universidades públicas tampoco se hallan muy lejos de este principio de desastre. Los escándalos no llegaron a los golpes ni a las calles, pero se incuban o se controlan apenas. Se llegó a tales extremos que la preciadísima conquista de la autonomía, esa garantía de independencia intelectual, ya no es valorada en la sociedad y muchos menos del cogobierno docente estudiantil. Para el ciudadano de a pie, la autonomía se ha vuelto sinónimo de corrupción encubierta, de licencia para la agresión, de caos y el cogobierno para la conquista de dadivas, extorción e incluso para el desprestigio extremo de los profesionales, actuando como agitadores y piqueteros de intereses creados.
Señales de la crisis
Y la factura de semejante debilidad ya se la empieza a pagar con creces. Basta ver los rankings internacionales de universidades donde apenas una o dos de las bolivianas aparecen y más allá del puesto 1.200 ó 1.400. O resulta suficiente revisar las plantillas ejecutivas de diversas empresas o instituciones de avanzada marcadas por la ausencia de egresados de universidades públicas. O, simplemente, basta conversar con administrativos, alumnos y docentes cuyos testimonios constituyen un lamento sostenido.
Semejante crisis hiere en extremo al país, especialmente en este siglo. Mientras el mundo experimenta la mayor revolución tecnológica de la historia, nuestras universidades son guerras de pandillas por federaciones universitarias locales o rectorados. Mientras en el planeta se gestan comunidades internacionales del conocimiento, nuestras universidades viven desconociendo todo tipo de autoridad y ley.
Por ello, urge una profunda renovación y toma de consciencia en las universidades bolivianas donde, indudablemente, no faltan dignísimos ejemplos de estudio y vocación. Urge que en base a ellos se salga de la postración generalizada y se ingrese en serio a construir las universidades del siglo XXI.
Bases de una nueva universidad
La universidad debe nutrir con alta calidad de conocimiento y cultura al Estado boliviano. Debe responder a las demandas de las instituciones públicas, la empresa privada, la sociedad civil y los movimientos sociales. Hoy las limitaciones que se observan en todas esas instancias responden precisamente a la falta de profesionales idóneamente formados.
Las nuevas universidades bolivianas deben ingresar activamente en las revoluciones de la ciencia y la tecnología que agitan al planeta. Deben, sobre esa plataforma, relacionarse activamente con sus pares del continente y el mundo. Deben preservar su independencia del poder político no con el matonaje, sino con el desarrollo del conocimiento y la fortaleza institucional. Deben ser laboratorios de ideas y de políticas públicas. Deben ser sólidas fuentes de servicio y apoyo a los gruesos sectores sociales que enfrentan carencias y problemas básicos. Y claro, deben ser todo eso, gracias a una formación de excelencia.
¿Cuánto y qué ha propuesto, por ejemplo, la universidad tarijeña a las políticas o proyectos hidrocarburíferos? ¿Cuánto al turismo, a la industria vitivinícola, a la crisis de agua, etc? ¿Qué han hecho sus pares en referencia al litio, a los proyectos hidroélectricos, a los problemas de la salud o la educación, del medio ambiente, del desempleo?
El reto se magnifica porque la crisis de las universidades bolivianas se produjo, trágicamente, cuando más recursos económicos tuvieron. Tendrán que levantarse en tiempos de apreturas. Para los grandes espíritus serán estímulos antes que pretextos. Ojalá surjan esos grandes baluartes antes de que la caída al abismo resulte irreversible.