Fernando Hurtado: “El Gobierno ya no tiene los recursos para subsidiar en el largo plazo”

Fernando Hurtado, presidente de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco) analiza las cifras de la economía boliviana y considera que el Gobierno debe reconocer el riesgo que representa la inflación global, porque negarlo sería irresponsable. Además, advierte que los subsidios son una ‘solución’ limitada, no de largo plazo debido a la falta de recursos.

 

_¿Cuál es el balance económico que hacen los empresarios del primer semestre?

Las grandes cifras que nos da el Gobierno no reflejan la realidad de las familias bolivianas. Quedándose el Gobierno con estas cifras alejadas, queda desconectado de la realidad de las familias. Por ejemplo, con su política salarial, el Gobierno aumentó los gastos en todos los sectores sin preguntarse si los incrementos discrecionales pueden ser soportados.

Otro ejemplo de esa desconexión son las metas de recaudación del Servicio de Impuestos Nacionales porque significan una mayor presión tributaria para las familias empresarias formales. Además, ahora tenemos las amenazas asociadas a la inflación global. Todos los sectores registran un aumento de los costos de suministro. Y hay varios sectores que aún no se han recuperado de la pandemia como hotelería, gastronomía y turismo.

Como puede ver, las grandes cifras y afirmaciones de que “la economía se ha recuperado” no explican la realidad. Si un negocio familiar enfrenta problemas con su flujo de caja no puede invertir. Y eso debería preocupar al Gobierno. La inversión pública tiene cada vez más restricciones y será más difícil que pueda compensar la falta de inversión privada. Esto va a debilitar el crecimiento económico.

 

_¿Cuáles son los sectores que crecen pese al escenario adverso por inflación global?

Para algunos sectores, los aumentos de los precios a nivel global son positivos, especialmente para aquellos que exportan commodities, como las oleaginosas, la minería y el gas. Parte de la industria de suministros también muestran signos de crecimiento.

 

_¿Qué considera que se debe hacer para no profundizar la crisis económica global que impacte en Bolivia?

Antes de hablar sobre las medidas a tomar, es importante preguntarnos si el Gobierno reconoce y entiende bien el riesgo de la inflación. Un buen diagnóstico de la situación es la primera condición para enfrentar una potencial adversidad. Ignorar el riesgo de inflación, minimizarlo o confiar simplemente en recetas de otros tiempos, sería irresponsable.

Las autoridades nacionales insisten en que la inflación aún es baja por causa de la aplicación de su modelo económico. No menciona la importación de deflación de la Argentina por el contrabando. Nuestra misión como Cainco no es diseñar las medidas económicas. Esa tarea es del Gobierno, pero todo el tiempo hacemos propuestas.

 

_¿Cree que existe la suficiente voluntad del Gobierno para luchar contra el contrabando?

Desde Cainco hemos estudiado y hemos hecho múltiples propuestas. Nuestros cálculos hechos para 16 categorías de productos implican que el drenaje de divisas es superior a los 1.500 millones de dólares por año sólo en esas categorías. Considerando el total, la cifra es mucho más alta.

Nos alarma que las zonas del sur del país estén inundadas con productos argentinos, lo cual implica menos producción y menos empleo para el país.

 

_En base a las actuales condiciones ¿ustedes ven a Bolivia como un país viable?

En el contexto internacional, es difícil ver a Bolivia como un país viable cuando las instituciones públicas bailan al son del poder de turno. La objetividad que deben mostrar instituciones técnicas se vuelve subjetiva y el anhelo de tener reglas claras para todos por igual se ve cada vez más lejano.

De todas formas, si los que vivimos en este país no consideráramos viable a Bolivia no seguiríamos aquí. La familia empresaria boliviana hace empresa apoyada por su familia, en un contexto que siempre ha sido adverso. Los aviones vuelan más rápido con viento de cola, pero nosotros raras veces sentimos viento de cola, nuestra normalidad es luchar contra muchos problemas a la vez. No obstante, seguimos apostando al país. Es muy difícil que nos corran con la vaina del sable.

A diferencia de los gobiernos, que piensan en los períodos políticos, nosotros pensamos en la próxima generación. Pensamos en el patrimonio que queremos dejar a nuestros hijos. Nuestros sueños se extienden a 15 o 20, 30 años. Gracias a esta perspectiva soportamos los años de vacas flacas.

 

_Sin embargo, economistas prevén un mayor clima de convulsión social por demandas insatisfechas...

Percibimos que las familias tienen una mayor expectativa que el año pasado y su mayor preocupación es mantener el empleo. La gran pregunta es, ¿quién va a crear más empleos? La realidad nos muestra que son los emprendedores los que crean trabajo. A pesar de que las estadísticas oficiales muestran una mejora en los niveles de ocupación, son autoempleadas o en ocupaciones mal remuneradas y con baja calidad.

Las convulsiones sociales llegan cuando las expectativas de las personas chocan con una realidad contraria. Cuando las familias digan “nos estamos esforzando más pero no logramos avanzar”, cuando observan que las autoridades no dan el apoyo suficiente. En ese momento se movilizan y van a la protesta social. 

 

_¿Hasta cuándo considera que Bolivia puede seguir con el sistema de subsidios a alimentos y combustibles?

El Gobierno tiene hoy mucho menos plata de la que tenía en los años de bonanza. Tenemos un sector público sobredimensionado que no es financiable a mediano y largo plazo. Solo para mantener los precios de los subsidios el Gobierno requiere para este año más de $us 1.000 millones. Hay problemas de liquidez y muchos proveedores del Estado aún esperan sus pagos; entre ellos, los constructores. El Gobierno podrá subsidiar los precios de los combustibles en el nivel de ahora solo durante un tiempo limitado. No tiene los recursos para mantenerlos a más largo plazo.

Lo mismo aplica para los subsidios de los alimentos básicos. No es sostenible que Emapa pueda, por un periodo prolongado, comprar alimentos como el trigo con precios altos para venderlos a precios bajos.

El Gobierno debería fomentar la producción de alimentos. Las subvenciones solo funcionan si hay dinero para financiarlos. Los excesivos controles de precio y las intervenciones injustificadas a los negocios familiares solo complican la situación.

 

_¿Y cómo ve la falta de interés del Ejecutivo de trabajar en una agenda conjunta con el sector privado?

Como primer paso, sería bueno que el ministro de Economía y Finanzas Públicas, en lugar de descalificar, responda las preguntas que le hicimos en varias oportunidades.

Hasta ahora no conocemos cuál es la respuesta del Gobierno sobre preguntas tan básicas como si es saludable que quieran acaparar todo el poder en la economía. Tampoco responde si es razonable que el Gobierno central gaste cada vez más mientras que todos los demás se tengan que ajustar el cinturón.

Ayudaría mucho que tengamos un ministro de Economía que conozca mejor lo que pasa en el mundo. En una entrevista con este medio afirmó textualmente “que las devaluaciones tienen un traspaso en los precios incontrolables que han obligado a un Gobierno como el de Ecuador a hacer una reducción del costo de los combustibles en dos oportunidades en menos de dos semanas”. Pareciera que el ministro no se enteró de que Ecuador adoptó el dólar como moneda de circulación hace años, por lo que no puede devaluar. El problema de Ecuador pasa por el incremento de los costos de subsidios que ya no pueden ser sostenidos por el Gobierno.

El Gobierno insiste una y otra vez en que la solución para todo es su modelo económico, un modelo que parte de la idea de tener un Estado grande y omnipotente como eje central. Cainco propone un Estado eficiente, que sepa dimensionar su rol en la economía. Un Estado capaz de entregar servicios sociales de calidad para que sus ciudadanos no estén haciendo cola a las 4 de la mañana para que los atiendan en las cajas.

Un Estado que se preocupe en fomentar el empleo de calidad, que renueve las bases del crecimiento económico, que apoye a aquellos que alimentan el país. Pero, vemos un Gobierno que no señala caminos positivos, no tiene un nuevo proyecto económico para el país. Vemos un Gobierno pesimista, que le gusta más la obstrucción que la creación. 

 

_¿Considera que las medidas del Gobierno tienen un fin más político que económico?

Cuando las medidas son aplicadas por personas con sesgo ideológico que además no conocen la realidad de las familias que cada día producen y alimentan al país, terminan ocasionando más perjuicios que beneficios. 

 

_Hay menos gas natural ¿cómo afectará a las industrias?

La disminución sostenida de las reservas de gas natural ha creado la incertidumbre sobre la provisión futura de este insumo vital para la industria. Por tanto, las empresas están buscando fuentes propias y alternativas de generación.

Y hablando de bajos ingresos, ¿se deberían auditar las empresas estatales para ver cuáles son eficientes y rentables?

Las empresas estatales tienen un dueño. El dueño es el pueblo boliviano, no el Gobierno. Bajo esa premisa, es importante considerar mínimamente los siguientes tres puntos. Primero: ¿Están cumpliendo su propósito? Nos dijeron que se habían creado para generar excedentes y redistribuirlos, ¿lo están cumpliendo? ¿Es correcto abrir empresas estatales en sectores donde ya hay más de una empresa privada funcionando?

Segundo: Los gerentes de las empresas públicas deben tener la capacidad técnica para manejarlas.

Tercero: ¿Cuándo fue la última vez que las empresas estatales nos rindieron cuentas a todos los bolivianos que al final somos los accionistas? En resumen, las empresas estatales nos cuestan miles de millones de bolivianos. Bloquean más inversiones privadas en los sectores donde operan. Las faltas graves de gobernanza, que son evidentes, no van a ser resueltas con auditorías. Requerimos un replanteo completo.

 

_¿Cree que se discrimina a Santa Cruz en los grandes proyectos de inversión pública?

Los proyectos grandes están en el plan de desarrollo, pero no creemos que se concreten mientras el Gobierno siga concentrando los recursos y los aplique con criterio político, más que económico. Vemos que se da más prioridad a la hidrovía Ichilo-Mamoré que a Puerto Quijarro y Puerto Busch. De igual forma, no se retomó el Hub de Viru Viru y la postergación del censo se constituye en otro freno para que la región pueda tener los recursos que le corresponden al ser la principal zona económica del país.