El crecimiento verde huele a café latinoamericano

Plantas de café en Colombia. EFE

Necesitamos visibilizar un liderazgo cafetero que promueva prácticas innovadoras y sostenibles que puedan replicarse en otros sectores de la región y que se conviertan en un emblema del desarrollo

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La aventura del café hasta convertirse en un producto básico global se remonta a Etiopía, una de las cunas de la civilización, donde por siglos cultivaron celosamente las primeras cepas de un fruto todavía desconocido. Desde allí se extendió pacientemente por el continente africano y llegó a Asia por el puerto de Mocha en el S.XV y, menos de dos siglos después, los mercaderes de Venecia lo expandieron vertiginosamente por toda Europa.

No fue hasta el 1720 cuando el café desembarcó en Martinica y encontró en América Latina y el Caribe un hogar que con el tiempo se convertiría en su nuevo lugar en el mundo. Desde entonces, el café ha marcado nuestra historia y nuestra cultura, y nos ha unido por encima de fronteras e idiomas. Actualmente, la región aporta cerca del 60% de la producción global, con países líderes como Colombia, Brasil, Perú, México, Honduras o Guatemala, y el café genera más de 14 millones de empleos directos.

Pocos sectores anidan en tantos puntos geográficos del planeta y congregan tantas dimensiones claves para el desarrollo. En torno al café confluyen el agro, los aparatos productivos nacionales y las estructuras sociales de las regiones productoras. Como lo demuestra la experiencia africana, en especial la de Ruanda, que recientemente albergó el Foro Mundial de Productores, el café es también un valioso elemento de proyección internacional de las marcas-país, un motor de alianzas público-privadas y un espacio de creciente interés para la ciencia y la academia.

La aventura histórica del café está viviendo su luna de miel en América Latina y el Caribe, donde se ha convertido en uno de los sectores más vibrantes, competitivos y prometedores. En los próximos años necesitaremos visibilizar un liderazgo cafetero latinoamericano que promueva prácticas innovadoras y sostenibles que puedan replicarse en otros sectores de la región y también a nivel global, y que se conviertan en un emblema del crecimiento verde.

Para lograrlo, debemos encontrar respuestas eficaces a las principales amenazas de la industria: el cambio climático y la sostenibilidad de los caficultores. Los productores de café están experimentando con cada vez mayor fuerza los impactos del cambio climático, que se manifiesta en menor calidad del grano y un mayor riesgo de enfermedades como la broca. Algunos estudios señalan que para el 2050, el cambio climático podría afectar al 75% de la tierra apta para la producción de café Arábica, y al 63% de Robusta.

En paralelo a las amenazas climáticas, muchos consumidores están dispuestos a pagar precios altos por el café, pero los caficultores reciben solo una pequeña fracción de ese precio. Con precios bajos en la etapa inicial de la cadena, la producción de café no parece viable en términos económicos para muchos caficultores.

Ante esta situación, países como Colombia, uno de los más emblemáticos en cuanto a la producción y exportación de café, está promoviendo una caficultura sostenible, baja en carbono, resiliente y próspera. En este sentido, la Federación Nacional de Cafeteros y CAF estamos trabajando para construir una visión global y una perspectiva local que permita entender las necesidades de las comunidades, y que logre aplicar criterios de sostenibilidad en toda la cadena productiva.

La producción de café tiene una característica muy especial: sus raíces reposan en la tradición, pero su versatilidad la convierte en un espacio ideal para la innovación. Ahí queremos hacer énfasis: en la capacitación, y en la generación y transferencia de conocimiento. La iniciativa, también apoyada por la Universidad de Columbia, la ONU, la Universidad de Oxford y el Foro Mundial de Productores de Café, elaborará una guía para promover planes gubernamentales en sostenibilidad, y también llevará a cabo tres simulaciones –en Brasil, Colombia y Costa Rica–, que caracterizará la diversidad de condiciones de los países cafeteros en la región.

El sector del café es uno de los mejor posicionados para dar a conocer los avances que día a día logramos en pequeñas comunidades rurales. A través de sus arterias comerciales de alcance global, podemos marcar tendencia y convertirnos en referente de retos globales como la sostenibilidad, la adaptación al cambio climático o el empoderamiento de comunidades agrícolas.

América Latina y el Caribe está lista para escribir una nueva página en el viaje histórico del café por el mundo. Una página verde e innovadora que se traduzca crecimiento sostenible e inclusivo y en más oportunidades para los protagonistas de la cadena productiva del café.

Fuente: El País (España)