¿Cómo es la lluvia en los otros planetas del Sistema Solar?
La lluvia en nuestro planeta tierra es un fenómeno atmosférico de tipo hidrometeorológico que se inicia con la condensación del vapor de agua que forma gotas de agua, las cuales pasan a formar las nubes. El calor atmosférico origina el ascenso de las nubes y su enfriamiento, con lo cual crece el tamaño de las gotas de agua y su mayor peso las hace precipitarse hacia la superficie terrestre, dando origen así a la lluvia. Al menos es la que nosotros como humanos podemos tolerar perfectamente y es fuente de vida, ya que así funciona el ciclo para que todos los seres vivos del planeta la podamos consumir.
Sin embargo, como grandes curiosos y exploradores del universo, los científicos han podido verificar que en otros planetas también se produce un fenómeno similar a la lluvia. Esto significa que no necesariamente el producto que se precipita a la superficie sea agua si no otros elementos que para el ser humano sería imposible resistir.
En Venus, la lluvia es compuesta de ácido sulfúrico, extremamente corrosiva, que quemaría gravemente la piel o traje espacial de cualquier viajante interestelar, caso ella llegase a la superficie. Debido a las temperaturas extremas del planeta, la lluvia se evapora antes de tocar el suelo.
Un nuevo análisis concluye que algunos lugares de Titán, la luna de Saturno, experimentan lluvia una vez cada 1.000 años como promedio. Sólo que la lluvia no es de agua, sino de metano. La Tierra y Titán son los únicos mundos del sistema solar donde cae líquido sobre una superficie sólida. El metano es el componente principal del gas natural.
Neptuno es uno de los planetas más enigmáticos del Sistema Solar. No sólo por la distancia que lo separa de la Tierra, porque se producen los vientos más fuertes o por su "Luna asesina". También lo es porque allí se produce una lluvia de diamantes.
En HD 189733b llueven silicatos en forma cristalina, lo que significa que la lluvia puede cortar cualquier cosa orgánica que se cruce en su camino, y si a ésto unimos esos vientos huracanados a los que hicimos referencia tenemos un cóctel mortal.
OGLE-TR-56b ubicado en la constelación de Sagitario, el planeta orbita a su estrella a una distancia de 3 millones de kilómetros, por lo cual su órbita dura apenas 29 horas. Pero lo más interesante es que la temperatura promedio del planeta es de unos 1700° C. A esa temperatura, prácticamente todo está vaporizado, pero curiosamente la temperatura en las capas superiores de la atmósfera es justo la necesaria para que se formen nubes, que no están compuestas por agua, sino que, de átomos de hierro, por lo cual, cuando condensan, la superficie recibe una lluvia de hierro, la cual, ya de por sí caliente, muy probablemente aumente su temperatura conforme vaya descendiendo.