Maider Toledo:

Villa Montes atiende dos casos diarios de violencia contra las mujeres

Maider Toledo Cárdenas poco antes de ingresar a una reunión interinstitucional. Foto: Armando Vaca

La psicóloga lidera el Servicio Legal Integral Municipal (Slim), trabaja junto con tres mujeres profesionales. En lo que va del año, han atendido en promedio dos casos por día en esta región chaqueña.

Cada día Maider Toledo Cárdenas recibe dos denuncias de violencia. A sus 25 años, ella ya está acostumbrada a lidiar con estos problemas y, además, es también víctima de amenazas e insultos por hacer su trabajo.

“La incidencia de violencia en  nuestro municipio de Villamontes es elevada y alarmante. Al tratarse de un municipio relativamente pequeño en relación con otros municipios, con 52.000 habitantes aproximadamente, tenemos un reporte de dos casos diarios de denuncias por violencia familiar psicológica, violencia y agresiones sexuales”, cuenta la mujer que lidera el equipo del Servicio Legal Integral Municipal (Slim).

Toledo tiene una colección de casos y los que más le llaman la atención son aquellos en los cuales las mujeres han pasado varios años en silencio y tan sólo después se deciden por denunciar. “El otro día atendí el caso de una señora que no quería denunciar a su marido porque él trabaja. ‘Tengo mis wawitas chiquititas, mi hija está estudiando una carrera cara, si yo lo denuncio, él no va a querer ayudarme con los gastos de mi hija’, me dijo”.

El día de la denuncia, la señora tenía uno de los ojos verdes y no quería ir al forense, entonces el equipo del Slim tuvo que hablarle, recordarle lo importante que es y subirle la autoestima, lo que en el último tiempo se denomina “empoderar”.

Hasta entonces, ella vivía dependiendo de la voluntad de su esposo. “El marido jamás en su vida la dejó ponerse un método anticonceptivo porque le indicaba que si ella quería cuidarse o no quería tener hijos o no quería tener relaciones sexuales era porque ella ya tenía otra pareja. Él le indicaba que ya tenía sus amantes y lo hacía  con palabras denigrantes. Ninguna mujer merece ser tratada de esa forma”, rememora la psicóloga Toledo.

La mujer fue al médico forense, le dieron 12 días de baja y denunció a su marido. Se temía lo peor porque en una golpiza anterior su marido le rompió una costilla. Ahora está separada del agresor, quien al mismo tiempo es el padre de sus cinco hijos.

Pero no todos los casos tienen un final “conciliador”, al menos no para Toledo y su equipo de trabajo. A ellas las insultan y las amenazan con golpearlas. No son los agresores de las mujeres quienes las hostigan, son los familiares de los violentos que de una u otra manera quieren vengarse o sacar cara por su ser querido. “Ya estoy, estamos, acostumbradas”, comenta ella.

Toledo cuenta que cuando  trabajaba en la Defensoría del Pueblo de San Ignacio le amenazaron con “macumbearla”, pero eso no le impidió seguir con su oficio. Tener miedo es un lujo que no se puede dar. “Sabemos que estamos expuestas a eso”, comenta la mujer que es mamá de un niño de tres años y medio.

Lo que molesta es el trabajo del Slim. “Cuando un caso ingresa al Ministerio Público, la fiscal ordena que se realicen medidas de protección para que el agresor no se acerque más a la víctima. Se evita que  otras personas aledañas al agresor insulten y molesten a la víctima. Ese es el seguimiento que hacemos. Con la trabajadora social y la psicóloga nos trasladamos hacia el domicilio de la víctima y ahí preguntamos si es que ha tenido contacto con el agresor, si es que alguien cercano (una mamá, una tía) hubiese tratado de intimidarla o tratado de chantajearla o manipularla  para que desista de la denuncia”.

Este seguimiento les gana amenazas, pues el grupo de mujeres liderado por Toledo, no deja a las víctimas solas. 

 La psicóloga Toledo escucha a una mujer en su oficina. 
Foto: Maider Toledo

Detener la violencia

Villa Montes es una tierra violenta con los seres menos fuertes: mujeres y niños. Maiby Durán Jerez es responsable de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia en Villamontes, cuenta que en un año recibió más de 2.000 denuncias. La psicóloga afirma que la pandemia ha afectado mucho a las familias en cuanto a la economía y que la convivencia ha sido difícil.

Aracely Reyes, directora de la unidad de Género y Generacional de la Alcaldía de Villa Montes, cuenta que el chaqueño en su gran mayoría es machista. “Últimamente, lo que se ha normalizado es la violencia psicológica, justamente por el machismo del hombre; en tanto que la mujer del campo es sumisa y suele callar cuando le pasa algo”.

Se decidió cortar el problema de la violencia de raíz: ir a los barrios y hablar con las mujeres para  que conozcan sus derechos.

Imagen del Día internacional para la eliminación de la violencia contra la mujer.
Foto: Maider Toledo

La organización Ayuda en Acción junto con la Alcaldía generó jornadas de capacitación en los barrios para hacerles conocer sus derechos, enseñarles cómo se debe denunciar y la importancia de no permanecer en silencio.

Allí se escogió a lideresas para identificar y ayudar a las mujeres agredidas. Una de ellas es Carla Jimena Moreno, de la comunidad de Puesto Uno.

Ella está encargada de levantar un censo comunitario en el cual se dé a conocer la situación de las familias en su zona. “Yo no quiero que sufran mis mujeres de Puesto Uno. Yo sé que hay violencia y se callan. Acá tenemos el caso de una señora que lamentablemente no pone un alto y no quiere divulgar a nadie lo que pasa y ¿quién sufre? La madre que se lleva los puñetes y las patadas”.

Hace un tiempo que se realizan talleres barriales en los cuales se habla sobre violencia de género. Los eventos son impulsados por Ayuda en Acción en tierra  villamontina.

Una de las actividades del Slim junto con la población de Villa Montes, en el Chaco boliviano.
Foto: Maider Toledo

Toledo afirma que se busca generar una cultura de paz en las mismas vecindades. “La poca capacidad para resolver conflictos que actualmente tiene nuestra sociedad es alarmante, eso nos lleva a que la gente no pueda conciliar, no pueda llegar a acuerdos, no pueda resolver un problema en casa hablando, comunicándose de manera positiva”.

Una campaña para visibilizar los derechos de las mujeres.
Foto: Maider Toledo

Con todo, hay avances. El silencio ante los hechos de violencia es cada vez menor. La gente ya se anima a denunciar, eso es lo que más le importa a Toledo, que la violencia disminuya, que las mujeres estén protegidas y que pierdan el miedo. Para ella todo eso es más importante que soportar amenazas.

Tres  casos

  • Agresión  Una vecina del barrio San Juan de Villa Montes  retornaba a su domicilio y se topó con su concubino en la puerta de su casa. Él empezó a reclamarle y luego la golpeó hasta tumbarla y patearla. Le echó tierra a la boca.
  • Familiar   Una mujer de 44 años fue agredida de forma física y psicológica por su suegro. Éste la hostigaba y la acusaba  de ser la  causante de la muerte de su hijo. La insultaba constantemente y le decía que se salga de su casa, ella salió de su hogar y el hombre continuaba con su actitud violenta.
  • Expareja  Un hombre agredía a su expareja de 32 años   tanto física como psicológicamente. En una ocasión, él alzó un cuchillo y la amenazó. Se separaron y continuó el acoso hasta que ella decidió denunciar a su agresor.

 


La sumatoria de varios esfuerzos
 
Araceli Reyes, directora de la unidad municipal de Género y Generacional, explica que en el Chaco boliviano el hombre ha naturalizado la violencia incluso desde la manera en como  se refiere a la mujer, con palabras despectivas.

Acota que predomina la violencia psicológica, con el uso de palabras soeces que minan la dignidad de las mujeres. Esta situación se busca cambiar.

Ayuda en Acción trabaja en Villa Montes colaborando a la Defensoría de la Niñez y Adolescencia y el Servicio Legal Integral de la Mujer, especialmente en el área rural.

La entidad informa al respecto: “Estamos desarrollando procesos integrales para coadyuvar con la protección de la niñez, adolescencia y mujeres  y aportar con la reducción de situaciones de violencia en los contextos donde tenemos intervención. Se coordina estrechamente con los gobiernos locales, sus autoridades, equipos del sistema formal de protección y autoridades comunitarias, además de medios de comunicación. Desarrollamos sesiones de reflexión con distintos actores para visibilizar y desnaturalizar la violencia, procesos de concientización  con niñas, niños, adolescentes y mujeres, medios de comunicación, personal docente y autoridades comunitarias”.
 

La poca capacidad para resolver conflictos que actualmente tiene nuestra sociedad es alarmante, eso nos lleva a que la gente no pueda conciliar

Maider Toledo

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