IMPACTO Informalidad reduce la inscripción de empresas al Registro de Comercio

Aunque en la gestión 2020-2021 la inscripción de compañías en Fundempresa tuvo un repunte de 43,9 por ciento, la tendencia en los últimos años refleja un decrecimiento considerable. De acuerdo al análisis de dos especialistas, el comercio informal provocó una declinación en la inscripción de empresas en el Registro de Comercio de Bolivia.

De acuerdo al último reporte de Fundempresa, desde 2013, época en que alcanzó el mayor nivel, con 65.022 empresas, la tendencia fue descendente, llegando a 14.501 en 2020. No obstante, de enero a octubre de este año creció hasta 17.059 compañías en el contexto nacional.

Ramón Daza, presidente de la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de Cochabamba (Icam), dijo que, según los datos del Registro de Comercio, la base empresarial activa en Bolivia —es decir, las empresas con Matrícula de Comercio actualizada y las inscritas en una determinada gestión anual— bajó de 144.129 en 2014 a 85.036 en 2020. 

“Estos datos reflejan cómo la formalidad va disminuyendo en nuestro país, avasallada por la informalidad que no sólo es permitida, sino promovida por un sistema que afecta y persigue únicamente a las empresas formales, aquellas generadoras de empleo digno y que contribuyen al sostenimiento del Estado con el pago de sus impuestos”, sostuvo.

Más adelante, explicó que según el “Doing Business 2020”, elaborado por el Banco Mundial, Bolivia ocupa el puesto 186 de 190 países en cuanto a las condiciones para pagar impuestos al Estado. “En otras palabras, somos un infierno fiscal”, subrayó.

El titular de la ICAM advirtió que las proyecciones de crecimiento económico para esta gestión oscilan por el 5 por ciento, lo cual incidiría positivamente en recuperar una proporción significativa de lo perdido la gestión pasada, y más aún cuando los organismos internacionales prevén un crecimiento entre 3 y 5 por ciento para la gestión 2022.

Dichos resultados, en caso de cumplirse, deberían marcar un nuevo camino para la actividad económica del país. 

“Según el Proyecto de Presupuesto General del Estado (PGE) 2022, se estima que la inversión pública se sitúe en 5.015 millones de dólares, un 25 por ciento más que la gestión 2021. Ese monto significativo debería ser alentador para su ejecución por parte del sector privado y el fomento a la creación de nuevas empresas; sin embargo, el 46 por ciento de dicho monto irá al sector productivo, pero, al hacer referencia al sector productivo, será para potenciar las empresas públicas en los distintos rubros”, añadió Daza.

Por otra parte, indicó que está previsto que la recaudación tributaria se incremente en un 15 por ciento, por lo cual, en caso de no existir mejores condiciones para el desempeño de la actividad empresarial, la carga tributaria para las empresas formales será aún más asfixiante e incitará a migrar al sector informal.

“Trabajaremos para que la gestión 2022 genere mejores condiciones para el desarrollo empresarial, así poder generar mayores fuentes laborales dignas (con seguridad social a corto y largo plazo) lo cual beneficiaría el bienestar de las familias cochabambinas y bolivianas”, dijo.

Sin embargo, explicó que ello dependerá de distintos factores, como desempeño de la actividad económica a nivel departamental y nacional; una coordinación público-privada para la reactivación efectiva de la economía, y que la transferencia de Fudempresa al Seprec sea transparente y dé confianza para que las empresas actualicen su matrícula e ingresen nuevas al registro de comercio.

Finalmente, el presidente de la ICAM a advirtió que será importante brindar un entorno de negocios adecuado para la inversión privada, modificación al código tributario y a la Ley General del Trabajo, y creación de Zonas Económicas Especiales y Zonas Francas Mixtas, por los beneficios intrínsecos que éstas otorgan a las empresas.

LA ECONOMÍA INFORMAL PREDOMINA EN BOLIVIA

Según el analista Germán Molina, la economía informal ha predominado desde siempre en Bolivia, puesto que el comercio informal oscila entre el 70 y 80 por ciento con relación al formal.

Molina explicó que el formalizar una empresa implica asumir muchas responsabilidades, razón por la que muchos desisten de inscribir a su compañía en Fundempresa.

“Al ser un comercio formalizado tiene que cumplir con una serie de requisitos: impuestos, registro sanitario, padrón municipal, por citar algunos”, comentó.

No obstante, dijo que el más importante es el relacionado con la Ley General del Trabajo, puesto que los empleadores tienen que acogerse a la norma en la contratación de personal, porque de lo contrario pueden ser sancionados.

“El pago de beneficios sociales encarece los costos de la formalidad; en cambio, en el sector informal no se registra, puede abrir y cerrar su negocio en cualquier momento”, agregó.

Molina indicó que ese factor va cambiando de acuerdo al “clima de los negocios”, puesto que cuando la economía marcha bien, todos van a registrase a Fundempresa, y habrá más ingresos que salidas.

“Se presentan más salidas cuando la situación económica no es adecuada, como acontece durante la pandemia”, puntualizó. 

Más adelante señaló que Bolivia tiene una economía muy pequeña con relación a otras naciones, consideradas potencias mundiales, por lo tanto, los efectos que generan el movimiento financiero de esos países afectan a los países en desarrollo.

“Se pensó que con la vacuna la humanidad ya estaba protegida de este virus; sin embargo, la aparición de una nueva variante ha ocasionado que las acciones de las principales compañías vayan cayendo, generando preocupación en el futuro, porque si el virus se reactiva, la economía declina, y ese factor afectará también a la economía de nuestro país”, enfatizó Molina.

Fuente: Los Tiempos