Eliminar la subvención del combustible se perfila como la solución estructural
Un sector del empresariado y del transporte consideran que es necesario quitar el subsidio de los combustibles. Otros piden poder participar de su importación
En un contexto crítico por la falta de carburante, el sector productivo y el transporte se encuentran en jaque y hay voces que plantean que eliminar la subvención si es que se quiere encontrar una solución estructural al problema.
Jean Pierre Antelo, presidente de la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), subrayó que, aunque la eliminación del subsidio de combustible será una medida dolorosa y difícil, es crucial tomar decisiones urgentes y estructurales para evitar un mayor deterioro económico.
Antelo sostuvo que la actual situación ya no es sostenible por lo que es necesario avanzar en la discusión sobre una posible eliminación del subsidio, porque a su criterio este sistema cada vez genera un mayor gasto al Estado, que se ve obligado a contar con recursos extraordinarios para poder cumplir con la importación cada vez más cara del carburante.
El empresario precisó que el aparato productor del país y la población en general necesita certidumbre, que no se puede seguir con la duda de que si el agro podrá realizar sus actividades o tendrá problemas por la escasez de diésel.
A su vez, Juan Quispe, presidente de la Central de Transporte Pesado de Cochabamba, explicó que el sector está acostumbrado a pagar el precio internacional del combustible en sus viajes al exterior y que una nivelación del mismo en el país no significaría un cambio tan radical para ellos.
Quispe sostuvo que el subsidio del combustible no favorece al sector del transporte pesado, porque ya tienen un descuento del 30% por la facturación en el combustible, “que eso lo vamos pagando con el IVA. Entonces, para nosotros no es tan favorable, pero obviamente que va a desatar un conflicto social bastante grande si es que levantaran la subvención”, señaló.
El vicepresidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, Gastón Serrano, enfatizó que una sola medida ya no es suficiente para abordar la crisis económica del país. Según Serrano, se requiere una serie de acciones, incluyendo el levantamiento de la subvención a los carburantes y el “ajuste sincero” del tipo de cambio del dólar.
Para Serrano es mejor tener el litro de diésel a siete bolivianos que no tenerlo y provocar largas filas, y pérdidas de contratos de carga, “para finalmente recurrir al bloqueo de carreteras”.
El dirigente del Sindicato de Choferes Asalariados del Transporte Pesado Nacional e Internacional, Pedro Quispe, manifestó que el Gobierno debe analizar si se debe levantar la subvención de los hidrocarburos, pues a su criterio sería una “solución de fondo a la constante escasez del diésel que no hace otra cosa que generar un daño económico al transporte y a la industria del país”.
Mientras que, el secretario ejecutivo de la Confederación Sindical de Choferes de Bolivia, Lucio Gómez, fue más cauto e indicó que es cierto que en la actual situación la subvención de los combustibles ya es una carga pesada para el Estado y el “panorama se complica más cuando el producto es escaso y lleva a los diferentes sectores sociales a realizar medidas extremas para conseguir un poco de diésel”.
Otros importadores
Otra de las alternativas que propone el sector privado es poder participar en la importación de la gasolina y diésel, para que el producto no falte en el mercado y que para aquellos que quieran comprarlo y estén dispuestos a pagar un precio no subvencionado tenga esa oportunidad.
Justamente, en el acuerdo con el sector productivo, de los diez puntos, se establecía la opción de una subasta para que el agro tenga la posibilidad de pujar por diésel y no sufrir por su escasez, de acuerdo con fuentes del sector esa posibilidad no tuvo ningún avance.
Asimismo, el exministro de Hidrocarburos, Álvaro Ríos, varias empresas han buscado alternativas para asegurar su propio abastecimiento a través de la autoimportación de combustibles. Sin embargo, enfrentan numerosos obstáculos burocráticos que les impiden avanzar. “Lo único que han encontrado es una burocracia infernal que no las deja trabajar y que no las deja autoimportar”.
Ríos señaló que uno de los paliativos para dejar de depender de YPFB es permitir la libre importación de combustibles.
FUENTE: EL DEBER