El humillante fin de los samuráis

un grupo de samuráis fotografiados a finales del siglo XIX, en pleno cambio de era. Entre 1853 y 1868 se sitúa un periodo de la historia nipona conocido como bakumatsu, literalmente “el fin del bakufu”, el gobierno de los shogunes Tokugawa que había gobernado Japón durante más de 250 años. La llegada de las potencias occidentales había obligado al país a abrirse al mundo y muchos nobles eran partidarios de modernizar Japón y hacerlo fuerte antes de que se viera sometido como le había sucedido a China.

La idea de rebelarse contra los Tokugawa estaba presente desde hacía mucho tiempo en varios territorios, que formaron una alianza para derrocarlos y devolver el poder al emperador. La Restauración Meiji, como así se llamó, supuso el fin del Japón de los shogunes y el inicio de una era de rápida modernización.

Sin embargo, esto conllevó sacrificios y entre los perjudicados se encontraron, precisamente, los samuráis, que se vieron desplazados por la policía y el ejército. Pero lo más humillante para ellos fue que se les prohibiese llevar espadas, símbolo de su poder y su estatus social: el mismo gobierno que habían contribuido a crear les daba la espalda, lo cual provocó una serie de insurrecciones que duraron casi una década pero que finalmente fracasaron: la era de los samuráis había llegado definitivamente a su fin.