El alto precio de la papa muestra fragilidad en la seguridad alimentaria

Venta de papa en un mercado de Cochabamba. | Carlos López

El consumo per cápita de papa en Bolivia es de 100 kilos anuales, por lo que es el principal alimento de la dieta de los bolivianos. Sin embargo, este año el precio se duplicó, pues una arroba se comercializa hasta 110 bolivianos.

Para el gerente técnico de la Cámara Agropecuaria de Cochabamba (CAC), Ramiro Guillen, la situación es preocupante porque está en riesgo la seguridad alimentaria del país, en especial de las familias más pobres.

El país produce 1.179.000 toneladas de papa por año, pero hay un déficit de 40 mil toneladas, que habitualmente se cubre con la importación de papa peruana y argentina. Ante la crisis política en Perú, el ingreso del tubérculo quedó obstruido.

A eso se suma que este año los fenómenos climáticos han dañado el 80 por ciento de los cultivos de papa en Cochabamba, lo cual elevó el precio a 85 bolivianos por arroba. En La Paz, el alimento se comercializa en 110 bolivianos, mientras que en Santa Cruz oscila entre 70 y 90 bolivianos.

Sin embargo, para Guillen, la problemática es aún más profunda. Considera que los agricultores se encuentran luchando solos para producir alimentos sin apoyo del Gobierno, por lo que considera que es importante que se apoye al sector agropecuario para garantizar la seguridad alimentaria del país.

También dijo que la falta de asistencia técnica, fenómenos climáticos, falta de agua y otros motivos causan que cada año muchos agricultores vendan sus tierras para dedicarse a otra actividad económica.

“El campesino está totalmente abandonado. Estamos llegando al 90 por ciento (de cultivos de papa perdidos) por sequía, inundaciones, enfermedades, cambio climático, este año es atípico. Cada año menos gente se dedica a la agricultura, muchos venden terrenos para urbanización con serio riesgo para la seguridad alimentaria”, señaló.

Guillen considera que para garantizar la seguridad alimentaria no es suficiente el seguro agrario, pues el sector requiere semillas, fertilizantes, ampliar frontera agrícola y dotar agua para riego.

Sólo en el valle alto de Cochabamba hay 40 mil hectáreas de terreno que no se cultivan por falta de agua para riego. “Las áreas de cultivo están disminuyendo, se cosecha muy poca papa, hay mucha demanda y su precio se dispara. El Gobierno debe pensar en alternativas para garantizar la producción”, explicó.

Fuente: Los Tiempos