Diario Página Siete cierra agobiado por “la crisis” y el “hostigamiento” del poder
Human Right Watch y la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), como el equipo de periodistas del diario paceño, coincidieron en que el cierre es un golpe muy duro a la democracia. El presidente del directorio promete cumplir con sus trabajadores
El diario paceño Página Siete decidió cerrar sus ediciones, según una carta remitida ayer a sus lectores. La decisión la tomó agobiado por la crisis económica que y por el “hostigamiento” del poder.
“Después de 13 años de periodismo independiente al servicio de la sociedad y la democracia, Página Siete publica hoy (por ayer) su última edición. La explicación es tan simple como dolorosa: nuestros gastos son superiores a los ingresos y después de agotar todas las instancias para conseguir capital de trabajo, nos quedamos sin recursos económicos para seguir operando”, advierte el presidente del directorio del medio, Raúl Garáfulic Lehm.
César Muñoz, en representación de Human Right Watch, lamentó el cierre de Página Siete. “Nos solidarizamos con los trabajadores del diario, que lo sacaron adelante en circunstancias difíciles. El cierre reduce las fuentes de información y la pluralidad en el debate público. Es una pérdida para la democracia”, escribió en Twitter.
El presidente de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP), Jorge Carrasco, aseveró que “la política agresiva y cerco financiero contra los pocos medios independientes ya tiene dos víctimas. Desde la ANP venimos alertando que está vigente un esquema orientado a silenciar la palabra libre de periodistas y de medios que atraviesan la mayor crisis como efecto directo de prácticas excluyentes de la publicidad estatal y permanente hostigamiento, a través de entidades recaudadoras”.
La expresidenta Jeanine Áñez aseguró que “el régimen del MAS da otro golpe a la democracia y libertad de expresión ahogando al periódico independiente Página Siete de los pocos comprometidos con la verdad e imparcialidad”. Su excanciller Karen Longaric comentó que fue columnista de ese medio y que lamenta que “el gobierno consolida su proyecto totalitario” asfixiando a medios independientes.
La vocal del TSE Nancy Gutiérrez, ante el cierre del medio, comentó que “cuando más pluralidad haya hay Democracia, cuando el sesgo es mayor la Democracia pierde”.
En el texto de su carta, Garáfulic menciona una serie de hechos que llevaron a ese desenlace. “Una combinación de circunstancias adversas creó lo que podríamos calificar como una tormenta perfecta, que nos llevó a esta situación”, dice.
Denuncia la presión del Gobierno, que “bloqueó sistemáticamente la pauta publicitaria para el periódico, pese a que ella se financia con recursos de todos los bolivianos. Incluso presionó a empresas privadas del sistema financiero para que no publiquen sus avisos en Página Siete”, hecho que sufren otros medios independientes del país.
El texto sostiene que “el oficialismo puso en marcha una estructura de hostigamiento público por redes sociales contra el periódico que hasta hoy está impune”.
Se refiere a “auditorías y multas recurrentes de una diversidad de instituciones del Estado se ensañaron año tras año contra Página Siete, mientras nuestros competidores de línea oficialista fueron tratados con guante blanco”.
Los 36 periodistas que integraron la redacción hasta ayer, en otra carta pública, se preguntaron: “¿Cómo vive un país sin prensa independiente? Los periodistas de Página Siete batallamos hasta el último momento para seguir formando parte de este lado de la balanza, conscientes de que el otro lado cobra más peso cada día. Los medios de comunicación independientes contribuyen a formar ciudadanos críticos que fortalezcan las sociedades democráticas y siempre apostaremos a ellos. Con el cierre de Página Siete pierde también la democracia”.
“Cumplimos hasta el final con nuestro compromiso con los lectores, hasta que, reiteramos, a las 8:30 de este jueves (ayer) nos comunicaron que ya no iba más y que, consecuentemente, se rompía nuestra relación laboral con la empresa”, aseveraron.
“Hasta esa hora, quienes firmamos este documento de despedida, manteníamos la esperanza de que se hubiera concretado una capitalización que nos mantuvo en vilo durante meses. No llegó y tampoco llegaron nuestros salarios, en algunos casos desde hace siete meses. Los valores, el cariño y el compromiso que señalamos al inicio de este texto nos impulsaron a seguir de pie pese a estas condiciones. ¿Quién trabaja siete meses sin cobrar salario? Nosotros lo hicimos por el sueño de mantener en pie este proyecto, al que defendimos con nuestro trabajo desde la trinchera periodística”.
Manifestaron su esperanza en que la parte ejecutiva del diario, pague la liquidación de sus empleados.
Por todo lo expuesto, dice la carta de Garáfulic, los ejecutivos decidieron suspender la publicación desde este jueves. “En adelante, se seguirá estrictamente el procedimiento establecido por el Código de Comercio y la normativa legal aplicable para estos casos, el cual otorga prioridad al pago de sueldos adeudados y beneficios sociales de nuestros trabajadores, a quienes agradecemos por su compromiso y resistencia”.
En el texto Garáfulic Lehm lamenta que la pandemia de Covid-19 cambió los hábitos de lectura de noticias de la gente, “generando una fuerte caída en la venta de periódicos impresos, lo que disminuyó nuestros ingresos”.
“Y, para colmo, el precio internacional del papel y otros insumos de impresión se incrementó por efecto de la guerra en Ucrania. Los accionistas de la empresa efectuaron “importantes aportes de capital, hasta el límite de nuestra capacidad, durante los últimos años. Yo mismo recurrí a créditos personales en la banca para cubrir gastos esenciales, como el pago de aguinaldos y otros”.
Recientemente, intentaron conseguir una capitalización importante “que nos hubiera permitido salir adelante, pero a último momento los inversores dieron un paso al costado por temor a represalias políticas”. Garáfulic agradeció.
“Este es un momento duro que me llena de tristeza y angustia porque soy consciente de que el periodismo independiente y la democracia pierden un aliado importante. Lastimosamente, esta es una decisión responsable que no podía dejar de tomar”.