Bolivia ocupa el quinto lugar en inclusión financiera de mujeres, según estudio

Según el IIF de Credicorp, que recopiló datos en siete países, en Chile (33%) y Panamá (33%) hay una mayor proporción de inclusión financiera femenina; le siguen Ecuador (20%) y Colombia (12%)

La inclusión financiera, según la definición del Banco Mundial, significa que personas físicas y empresas puedan tener acceso a productos financieros útiles y asequibles que satisfagan sus necesidades -transacciones, pagos, ahorros, crédito y seguro- prestados de manera responsable y sostenible.

En las últimas décadas se han realizado diversos esfuerzos a escala mundial orientados a promover la inclusión financiera en la población general; sin embargo, existen aún brechas en grupos minoritarios e históricamente vulnerables como las mujeres. 

A pesar de que se sabe que la inclusión financiera tiene un impacto positivo en el empoderamiento y en la autonomía económica de las mujeres, esta brecha ha persistido. Recientemente, Credicorp e Ipsos realizaron una investigación: Índice de Inclusión Financiera de Credicorp, Brechas de género: un enfoque intersectorial, que trata de contribuir con evidencia a este debate a través del análisis de los resultados. 

Los datos revelan que Bolivia ocupa el quinto puesto de los siete países estudiados de Latinoamérica (ver infografía), donde hay una mayor proporción de inclusión financiera, con el 12%. Los primeros países son Chile (33%) y Panamá (33%), seguidos por Ecuador (20%), Colombia (12%) y Perú (12%), mientras que México se ubica en el último lugar (6%).

Para la presidenta de la Cámara de Mujeres Empresarias de Bolivia (Camebol), Silvia Quevedo, la inclusión financiera significa reorganizar el sistema bancario para que tengan productos que tomen en cuenta la perspectiva de género, potencien las capacidades de la mujeres y hagan crecer sus negocios y empresas. Crear programas de capacitación financiera para acortar la brecha entre hombres y mujeres en cuanto al uso de los servicios bancarios, para ahorro, sacar créditos y líneas de créditos.

“En líneas generales, las entidades financieras no están aprovechando el potencial emprendedor de las mujeres, las microfinanzas desarrollaron un nicho con las mujeres pero sus intereses son desfavorables para las emprendedoras. En algunos programas específicos podrían darse créditos sin aval o con garantías intangibles, préstamos a tasas más bajas, ampliación de los periodos de gracia, disminución de la cuota mínima para abrir cajas de ahorro, cuentas corrientes, cursos puntuales de educación financiera al abrir una caja de ahorro con algún certificado que incentive y motive el estudio”, puntualizó. 

Bajo acceso a créditos

Para Xiomara Zambrana,coordinadora del Instituto de la Mujer y Empresa (IME), estos datos coinciden con los obtenidos en el Estudio de la Mujer Emprendedora, realizado por el IME en 2021, donde el acceso a financiamiento por parte de las emprendedoras bolivianas es solo del 5,4%. 

“Esta realidad es la que debemos mejorar, acceso y uso de servicios financieros para ellas, y así avanzar en una autonomía económica y empoderamiento, por medio de los emprendimientos económicos liderados por ellas”, dijo Zambrana. 

Recomendó generar líneas de acción en torno a políticas públicas y privadas. Además, de regulaciones en favor de la mujer emprendedora y la formación en habilidades financieras. 

Según la experta, se necesita profundizar la inclusión financiera en Bolivia, con enfoque de género, con cambios en la Ley de Servicios Financieros. Incorporar principios y valores hacia la equidad de género en la normativa financiera. Acompañar todo esto con el fortalecimiento e impulso de programas de desarrollo y educación de capacidades y habilidades financieras y tecnológicas para las mujeres y generar políticas de respaldo.

“Es importante crear productos innovadores específicos adaptados a la realidad de la mujer emprendedora y que el sector privado se involucre también en esta generación de oportunidades”, apuntó Zambrana. 

El especialista en finanzas, Jaime Dunn, señaló que en el caso de la mujeres no es que la inclusión financiera discrimina, lo que pasa es que lamentablemente hay un tema de género que va más allá de la inclusión.

“Hay estudios de la OIT en temas de género que han determinado que a escala mundial cerca de la mitad de las mujeres en edad de trabajar están sin trabajo y las que trabajan están en puestos mal pagados. Esto hace que numéricamente las mujeres tengan una presencia muy baja”, dijo. 

Y agregó que se deben dar oportunidades a las mujeres en educación, y sobre todo en educación financiera, y crear más productos crediticios pensados en ellas. 

Todavía hay trabajo pendiente en el sector. El hallazgo más importante del estudio son las diferencias significativas por género en cuanto al IIF. Las mujeres muestran desventajas en el índice general y en todas las dimensiones que lo componen. De esta manera, en el índice general solo el 11% de mujeres se encuentra en el nivel logrado u óptimo de inclusión en comparación con el 21% encontrado en los hombres. Más de la mitad de las mujeres (56%) se encuentra en el nivel bajo, a diferencia de los hombres cuyo porcentaje alcanza el 45%.

Fuente: EL DEBER