Batalla de laguna Camatindi; "Vas a ir donde mi madre a decirle que he muerto sin sufrir"
Teniente José Celestino Pinto, un titán herido: El 8 de marzo de 1935, minutos después de las 4 de la madrugada, caen granadas de 105 sobre el sector de la quebrada de Cuevo, laguna Camatindí, donde está el Regimiento Jordán, con 1.500 hombres, que comanda desde la víspera el Teniente José C. Pinto.
Comienza la batalla. Una explosión impacta en el rostro del joven comandante que cae desangrado cuando comienza la batalla. Pensando que llegó su hora, Pinto llama a su estafeta. "No te vas a morir mi Teniente", dice el cabo alarmado. Pinto le ordena: "Vas a buscarlo al Comandante del Segundo Batallón, al Teniente Barrientos, le vas a decir que venga a hacerse cargo del regimiento y que siga atacando de la misma forma en que yo la hacía. También vas a pedir permiso para ir donde mi madre a decirle que he muerto sin sufrir", El comandante pierde el sentido. "No te vas a morir mi teniente", implora el cabo.
El combate prosigue intenso, al cabo de nueve horas, el Tte. Pinto recupera los sentidos.
El My. Roberto Olmos habla por teléfono con el comandante de la división, Cnl. Demetrio Ramos. "La situación es casi insalvable puede caer el regimiento, tal vez toda la división..."
Pinto solicita hablar con el Cnl. Ramos.
-Mi teniente, escucho con placer su voz. Me dijeron que estaba gravemente herido.
-Gracias mi Coronel. Escuché el informe del My. Olmos y lo considero pesimista.
-¿Por qué?
-Porque si no ganamos esa batalla, el enemigo tomará Camiri, mi Coronel. Tenemos que ganar esa batalla.
-Yo también pienso como usted.
-Entonces ganaremos la batalla mi Coronel.
El ataque lo realizan tres divisiones al mando del Cnl. Franco. "Si es Franco vamos a tener varios días de combate. Hay que apresurar el cerco", dispone el Teniente. Duros combates, los paraguayos quieren romper el cerco. La lucha dura tres días con tremendas alternativas.
El Tte. Pinto no puede mantenerse en pie, pero puede dar órdenes, tendido entre cajones de munición. Sus hombres impresionados por el valor de su teniente, se mueven con increíble prontitud. La idea del cerco se ha posesionado de sus mentes y actúan decididos. Nada importa más en la vida que cercar a los pilas.
Luego, envía a sus hombres contra un ataque Paraguayo desde afuera, al tercer día le llegan refuerzos que los aplicá para reforzar el cerco.
- Los rendimos mi teniente, grita el estafeta.
¡Los pilas del 15 de infantería se han rendido!
Antes que el Tte. Pinto pueda enviar su informe al Comando, éste le hace saber que ha sido ascendido a Capitán. No es para menos Pinto, un titán herido, ha salvado Camiri, junto a sus soldados.
Extraído del libro: "LA HISTORIA DEL SIGLO XX EN BOLIVIA".
Recopilador: Juan Alberto Quiroz.
Fuente: Historias de Bolivia