Rusia bombardea la torre de televisión de Kiev mientras intensifica la ofensiva en el este

Las tropas de Putin lanzan otro intenso ataque contra zonas residenciales de Járkov y ponen en la diana a los civiles mientras un convoy de más de 60 kilómetros avanza hacia la capital

El presidente ruso, Vladímir Putin, intensifica su ofensiva contra Ucrania. A medida que las tropas de Moscú enfrentan resistencia del Ejército y de las milicias civiles, el Kremlin ha pasado a lanzar ataques más agresivos y contra infraestructuras civiles y barrios residenciales. La última señal alarmante ha sido el aviso del Ejército ruso a la población de varias zonas de Kiev para que abandonen sus casas ante un bombardeo inminente. Pese a insistir todos estos días en que su misión es una “operación quirúrgica” contra “fuerzas extremistas” y que no afectaría a la población civil, el Ministerio de Defensa ruso ha anunciado que se dispone a bombardear una serie de puntos de la capital ucrania. El primero de ellos, la torre de la televisión, ha sido alcanzado esta tarde. Cinco personas han muerto y otras cinco han resultado heridas en el ataque. Durante los primeros cinco días de ofensiva de Putin contra Ucrania han muerto al menos 136 civiles, incluidos 13 niños, según datos de Naciones Unidas.

La maniobra es otra señal más del cambio en la estrategia de Putin, que ha pasado a poner en su diana abiertamente zonas civiles y con armas cada vez más poderosas. Mientras avanza para tratar de hacer una pinza y aislar la región del Donbás y hacerse con el control de todo el este de Ucrania, Putin inició esta mañana otro intenso ataque contra un área residencial de la ciudad de Járkov, la segunda más grande en población del país (1,4 millones de habitantes) y de mayoría de habla rusa. La enorme explosión ha golpeado el centro de la localidad —sitiada desde hace tres días y con las fuerzas ucranias reprimiendo la ofensiva—, y ha alcanzado el edificio de la Administración Regional, según ha informado el Ministerio de Situaciones de Emergencia de Ucrania. Hay al menos siete muertos y varios heridos, según los servicios de emergencia.

El vídeo de una cámara de seguridad frente al inmueble muestra las consecuencias del ataque, que ha tenido lugar alrededor de las ocho de la mañana, poco después de que se levantase el toque de queda en la ciudad. Tras el impacto del misil, una gran bola de fuego ha engullido los coches aparcados frente al edificio, junto a la simbólica plaza de la Libertad. El asesor del Ministerio del Interior Anton Geraschenko asegura que la intención del bombardeo era acabar con la vida del gobernador y de la cúpula política de la ciudad.

En otro ataque contra infraestructuras civiles en Járkov, diez personas murieron el lunes durante un bombardeo a un barrio residencial de la ciudad, según el alcalde, Igor Terejov. La explosión acabó con la vida de una familia entera —los dos padres y sus tres hijos— que viajaba en un coche por la zona atacada. Además, el castigo aéreo provocó decenas de heridos, con lo que las víctimas mortales podrían aumentar en las próximas horas.

Además, el Ministerio de Defensa de Rusia ha anunciado este martes por la tarde que atacará las instalaciones del espionaje ucranio y de comunicaciones de Ucrania, en el centro de Kiev. Moscú asegura que están siendo empleadas para “ataques de información” contra Rusia e instó a la ciudadanía que vive cerca a irse por su propia seguridad. Fuentes del Gobierno de Kiev creen que la advertencia es una señal de que Moscú lanzará de forma inminente un ataque masivo en las áreas residenciales de la capital. La explosión en torno a la torre de televisión durante la tarde ha sido la primera señal de ese nuevo asedio. La humareda se produjo cerca del memorial de Babi Yar, escenario de uno de los mayores horrores del Holocausto judío.

Una capital que puede enfrentar el recrudecimiento de su asedio: un convoy de más de 60 kilómetros formado por vehículos militares rusos que se dirigía desde primera hora de la mañana al noroeste de la ciudad, de 2,8 millones de habitantes, según las imágenes satelitales captadas por la empresa estadounidense Maxar. El ministro de Defensa del Reino Unido había advertido de que Rusia tiene preparadas “largas columnas de blindados y vehículos con logística” a pocos kilómetros de la frontera y listas para sumarse a la ofensiva y apoyar a sus tropas sobre el terreno. El avance, sin embargo, pareció frenarse a lo largo de la jornada. Fuentes estadounidenses informaron de un parón en esa ofensiva debido a problemas logísticos, según informa la agencia Reuters.

En medio de las advertencias de un bombardeo sobre Kiev, cientos de habitantes seguían en la tarde del martes tratando de salir de la capital en tren, que se presenta como la opción más segura. Tras seis días de ofensiva rusa, el sonido de las bombas apenas afectaba al ajetreo de idas y venidas que salpicaban la entrada principal de la estación.

Más allá de la columna militar que enfila a Kiev, Putin tiene la mayor parte de sus fuerzas terrestres a más de 30 kilómetros al norte de la capital, que sigue estando en la mira del presidente ruso, que quiere extremar la ofensiva para forzar a Zelenski a capitular.

“Un exterminio consciente”

El ataque del lunes contra Járkov, el más destructivo hasta el momento en la guerra de Putin contra Ucrania, visibiliza el cambio de estrategia de Rusia en este conflicto, el mayor en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. “Hoy se ha demostrado que esto no es solo una guerra, es un asesinato de nuestro pueblo, el pueblo ucranio”, dijo el lunes el alcalde de Járkov en un vídeo mensaje publicado en las redes sociales. Casi 90 edificios de apartamentos de Járkov han sufrido daños por los sucesivos bombardeos. Muchas partes de la ciudad están sin electricidad, agua o calefacción en pleno invierno y un buen número de personas pasan las noches acurrucadas en los refugios antiaéreos.

 

”Esto no es un ataque equivocado al azar, sino un exterminio consciente de personas. Los rusos sabían a lo que estaban disparando”, denunció el presidente ucranio, Volodímir Zelenskiel lunes por la noche. “Esto es, sin duda alguna, un crimen militar. Una ciudad pacífica. Barrios residenciales tranquilos. Ni un solo objeto militar a la vista”, remarcó el líder ucranio, que ha llevado a Rusia ante la Corte Penal Internacional de La Haya por crímenes de guerra. En concreto, Kiev denuncia que 16 niños han muerto en el país como consecuencia de distintos ataques y que hospitales y otras estructuras civiles han sido bombardeadas o han sufrido daños por ataques en zonas residenciales en los cinco días de ofensiva rusa.

Zelenski ha exigido la paralización “de inmediato” de los ataques, la expulsión de Rusia de la ONU y que ningún país adquiera recursos al régimen de Vladímir Putin. También ha reclamado a la OTAN que imponga una zona de exclusión aérea. Denuncia, además, que no puede avanzar en conversaciones de alto el fuego mientras Putin bombardea el país. Por su parte, Moscú ha justificado la invasión del Estado vecino por un supuesto peligro de que obtenga armamento nuclear.

 

El bombardeo en Járkov se produjo, además, al tiempo que una delegación ucrania y una rusa se sentaban el lunes por primera vez a negociar en Bielorrusia, junto a la frontera de Ucrania, para tratar de alcanzar un alto el fuego. La mesa de diálogo no tuvo logros concretos, aunque los equipos de ambos países se emplazaron a volver a conversar “en los próximos días”. La reunión podría ser esta vez en la frontera entre Ucrania y Polonia, según fuentes del Gobierno de Zelenski.

Un militar ucranio se acerca a un vehículo en Járkov.Un militar ucranio se acerca a un vehículo en Járkov.
VYACHESLAV MADIYEVSKYY (REUTERS)

Con los intensos ataques a la sitiada Járkov y el avance de las tropas rusas por el sur, donde han logrado hacerse con el control de Berdiansk, en el mar de Azov, y la dura ofensiva contra la ciudad portuaria de Mariupol, donde la resistencia está plantando cara a las fuerzas de Putin, el Kremlin trata de hacer una pinza para envolver el Donbás. En Mariupol, la mayoría de los vecindarios están sin electricidad ni calefacción, después de que varios ataques alcanzaran puntos de suministro y subestaciones eléctricas, denunciaron las autoridades locales.

Con esos mimbres, también avanza la perspectiva de construir un corredor desde la península ucrania de Crimea, que Moscú se anexionó en 2014 con un referéndum ilegal, hasta las regiones de Donetsk y Lugansk. Ese corredor permitiría una conexión con la estratégica península, que ha estado teniendo problemas de suministro de agua desde la anexión. Además, Putin intensifica su ataque contra la ciudad de Jersón, en el flanco izquierdo de Crimea, un punto clave que permitiría lanzar una dura ofensiva contra Odesa y hacerse con el control de todo el acceso al mar Negro, donde tienen salida tres países de la OTAN: Turquía, Rumania y Bulgaria. Las fuerzas rusas rodearon durante la pasada noche Jersón y desplegaron puestos de control a su alrededor, según las autoridades locales.

La ofensiva de Putin para “desnazificar” Ucrania y “proteger” a la ciudadanía ha causado ya cientos de muertos y medio millón de refugiados. El Ejército ucranio está logrando contener por ahora el ataque en las ciudades más importantes del país. Pero los bombardeos han continuado este martes y las fuerzas rusas avanzan.

“Para el enemigo, Kiev es el objetivo clave. Quieren destruir nuestro Estado, y por eso la capital está bajo constante amenaza”, ha advertido el presidente Zelenski, que ha asegurado que Putin está intentando volar la principal central eléctrica de la ciudad para dejar a la capital, donde ya hay problemas de suministro, sin electricidad. Las fuerzas de seguridad ucranias han elevado además sus advertencias sobre infiltrados paramilitares a sueldo de Rusia. El ejército asegura que tratan de penetrar en Kiev y que visten uniformes de policía o de las fuerzas armadas ucranias.

Al Kremlin no ha parecido importarle la marea de sanciones internacionales a sus empresas, personas y bancos rusos. El lunes, Moscú respondió a las represalias, que cerraron el espacio aéreo europeo a las aerolíneas rusas y a los aviones privados que suelen utilizar los empresarios de la órbita del Kremlin, con el cierre de su propio espacio aéreo a 36 aerolíneas, incluidas las de los 27 países miembros de la UE. Rusia, además, amenazó a la UE con más represalias. “Habrá una dura respuesta a las acciones de la UE. Rusia continuará asegurando el logro de los intereses nacionales vitales, independientemente de las sanciones o su amenaza”, dijo el Ministerio de Exteriores ruso en un comunicado en el que amenazaba también con duras represalias a los ciudadanos de la UE y a las entidades involucradas en la entrega de armas, combustible y suministros de defensa a Ucrania.

 

Fuente: EL PAÍS (España)