Las amenazas de Evo, Alvaro y 2 ministros que delataron el plan de convulsión política

Muertos en Senkata. Foto: ANF

Las altas autoridades de Estado a lo largo del conflicto advirtieron con las consecuencias si es que los manifestantes continuaban con las movilizaciones en contra del entonces Gobierno de Morales.

Los cabildos y marchas multitudinarias y un paro indefinido de 21 días, no frenó a la línea dura del entonces gobierno de Evo Morales, que advirtió con cercar las ciudades, convertir a Bolivia en un Vietnam y alertó en la posibilidad de contar decenas de muertos si el conflicto originado por los señalamientos de fraude de las Elecciones Generales continuaba.

Ni el Movimiento al Socialismo, ni el Gobierno optaron por la línea de la pacificación o de la negociación, la estrategia del entonces oficialismo fue la defensa acérrima de unos cuestionados resultados de los comicios generales del 20 de octubre de este año, que inició con la sorpresiva suspensión del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) por casi 24 horas.

Morales, García Linera, además de los ministros de la Presidencia, Juan Ramón Quintana y de Defensa, Javier Zavaleta y del asambleísta Departamental de La Paz, Gustavo Torrico, optaron por los discursos “duros”, aquellos que apuntaron a descalificar al adversario y a amenazar a los manifestantes, en particular a las urbes que fueron el puntal de lanza en toda la movilización.

Desde la renuncia de Morales y García Linera, el 10 de noviembre, las advertencias cobraron vida. Diferentes ciudades del país se convirtieron en un campo de batalla, algunas quedaron cercadas y el desabastecimiento de alimentos y combustible se registró en las últimas dos semanas.

El 27 de octubre, el exmandatario en el municipio de Sicaya, Cochabamba, advirtió a los movimientos que impulsaban los paros cívicos y otras medidas que dejen trabajar porque el Consejo Nacional para el Cambio (Conalcam), había determinado estado de emergencia y movilización permanente en todo el país.

 “Más bien en las ciudades dejen de perjudicar con paros, si quieren paro, no hay problema, nosotros vamos a acompañar con cerco a las ciudades, para hacernos respetar, a ver si aguantan”, precisó aquel día Morales.

Un día antes, el exviceministro de Régimen Interior y actual asambleísta departamental de La Paz por el MAS, Gustavo Torrico, aseguró que el entonces partido gobernante se defenderá contra quién sea. En ese contexto, preguntó a las madres bolivianas, de los jóvenes que van a las protestas convocadas por cívicos, si están dispuestas a sacrificar a sus hijos hasta la muerte.

 “No sé cuántas madres están dispuestas a sacrificar a sus hijos, llevarse ese dolor tan criminal que es el sentir la muerte de tu hijo, que incluso no es lo mismo que la muerte de tus padres”, manifestó el asambleísta, en entrevista con medios estatales.

El 30 de octubre ya se habían registrado las primeras muertes en el municipio de Montero en el departamento de Esa línea amenazante subió de tono el 2 de noviembre, cuando Juan Ramón Quintana, ministro de la Presidencia y estratega político del Gobierno, predijo que el escenario respecto a lo que pasaría en Bolivia si continuaba las manifestaciones.

“Lo que estamos viendo es la ruta del golpe que se está desencadenando de manera intensa y a distintas velocidades en todo el territorio nacional”, dijo en una entrevista con la agencia rusa Sputnik, entonces acotó que las organizaciones que respaldan a Morales saldrán a defenderlo, “Bolivia se va a convertir en un gran campo de batalla, un Vietnam moderno”, sostuvo.

Habían transcurrido 17 días desde que las manifestaciones iniciaron. Inicialmente exigiendo segunda vuelta, la apuesta creció pidiendo nuevas elecciones y finalmente la renuncia de los mandatarios, que se consolidó el 10 de noviembre.

El 7 de noviembre en una rueda de prensa García Linera respondió al presidente del Comité pro Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, dijo que no había por qué renunciar, citando la historia dijo que en 1951 el expresidente Mamerto Urriolagoitia dio un golpe a la victoria de Víctor Paz Estenssoro (MNR).

Esa acción de gol –dijo- se llamó “mamertazo”. “Y todos saben cómo terminó el mamertazo, acabó con una insurrección del ganador (…). El 52 la gente se sublevó para darle la victoria al que ganó las elecciones (…) Esas son las lecciones de la historia. A nosotros nos eligió la gente”, afirmó.

Pero Javier Zavaleta, ministro de Defensa en ese momento, remató con un discurso vinculado a las consecuencias del conflicto, advirtió que de seguir las movilizaciones se contarían muertos por docenas.

“Estamos a un paso de comenzar a contar a los muertos por docenas”, advirtió Zavaleta, sobre la actual situación de conflictividad que se vive, principalmente, en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. Llamó al dirigente cívico Luis Fernando Camacho a replegar a sus “grupos de choque” para evitar la violencia.

Desde el inicio del conflicto el 21 de octubre, suman 32 los muertos y cientos de heridos, de la misma manera existe infraestructura destruida en varias ciudades.

Sin embargo, a pesar que Morales se encuentra en México ha continuado enviando mensajes que alientan a las movilizaciones, la exautoridad insiste en retornar para concluir su mandato que terminaba el 22 de enero de 2020. 

Sobre su insistente retorno al país, incluso lo menciona en una presunta conversación con el dirigente Faustino Yucra, a quien le da directrices para continuar con las movilizaciones y el bloqueo para evitar el ingreso de alimentos a las ciudades.

/NVG/