Iñiguazú, una tierra de ensueño que conecta con la naturaleza
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Llamada la tierra del gas, forma parte de la provincia Gran Chaco. Ha sido desde el inicio de los años 90 la capital del gas del país y hoy, poco a poco, ese título se fue perdiendo debido al declive gasífero.
Sin embargo, su esperanza y alternativa de desarrollo pueden ser inspiradas en la naturaleza, que ha sido bondadosa con esta tierra y que presenta lugares exuberantes. Pero además, la región posee festividades religiosas de renombre como la Fiesta de la Virgen de Guadalupe.
Con todas estas cualidades, el turismo rural y ecológico en Caraparí es una opción, que permite disfrutar plenamente de las características del entorno natural y cultural de sus comunidades. En éstas se encuentran grupos humanos que realizan actividades relacionadas con la agricultura, la ganadería, la artesanía, la gastronomía y la medicina natural, entre otras.
Dentro de todas estas posibilidades, está una pequeña comunidad, que por su belleza, parece haber sido extraída de un cuento de hadas. Se trata de Iñiguazú, el lugar se encuentra a 29 kilómetros de la ciudad, es una importante población, pintoresca y atractiva, que atrae por la frescura de sus pampas, pero además por su paisaje verde y acogedor, es ideal para realizar cabalgatas y caminatas.
Los pastizales constituyen uno de sus atractivos principales sumado a los hermosos caballos que engalanan el verde paisaje de la zona
De acuerdo a Juvenal Martínez, poblador del lugar, la principal actividad que se desarrolla en la zona es la agricultura y la ganadería (ganado bovino, ovino, porcino, equino), por lo que los caballos de Iñiguazú constituyen uno de los principales atractivos y potenciales turísticos de la región.
De esta manera, cuando los turistas realizan visitas a la zona, los habitantes les invitan a desarrollar actividades deportivas y criollas como: domas, cabalgatas, carreras de caballos y otras.
Según cuenta Ubaldo Padilla “El campo es tan inmenso que en épocas de lluvia, cuando las vacas y caballos de los puestos ganaderos e incluso animales silvestres salen a pastar, a lo lejos apenas se los divisa, y uno piensa que son cabras, ovejas o cerdos por su pequeñez a la distancia”.
Agrega que se trata de un reservorio de tranquilidad y de expresiones de la chaqueñidad que aún se conservan como montar a caballo para pasear o para hacer carreras; amanecer en el corral para ordeñar las vacas, tomar su leche fresca o hacer queso criollo con ella, estas cosas se hacen todos los días.
“También es cotidiano ver a los vaqueros arriando el ganado o trenzando sus propios lazos para las pialadas, además de pescar mojarritas en las pozas de los Riachuelos”. Según Padilla a esto se suman las habilidades de los lugareños para cantar, bailar, tocar un instrumento o hacer reír a la gente con la chispa de los mejores humoristas del mundo.
Las pozas
Empero, sus exuberantes pampas no son todo su atractivo, debido a que la comunidad posee paisajes naturales dispersos a lo largo y ancho de todo su territorio. Entre éstos se encuentran: la poza El Lobo, situada a 30 minutos de caminata desde el centro del poblado, recorriendo un sendero de fácil acceso y atravesando por dos cañadas y un rancho.
Se trata de una poza de agua no muy profunda, que a su vez, cuenta con una pequeña cueva, misma que se cree, es la guarida de lobos que deambulan por el lugar.
También está la poza La Sirena, que se encuentra a cinco minutos de la poza El Lobo, siguiendo el mismo sendero. Se la llama así, debido a que las leyendas populares afirman que en ésta se escuchan cantos misteriosos de sirenas, provenientes del lugar y acompañados de instrumentos típicos del Carnaval como el erque y la caja.
“Siempre se escuchan sus cantos, sobre todo en Carnaval. Muchos también las han visto”, dice Martínez y agrega que en otro de sus atractivos, Iñiguazú tiene el chorro El Sauzal, una caudalosa caída de agua que está ubicada a aproximadamente dos horas de caminata desde la comunidad.
Sin embargo, la belleza del lugar no termina ahí, pues a este paraje se agrega la poza Redonda, con similares características que las dos pozas mencionadas anteriormente. Es apta para bañarse y recrearse con el paisaje del lugar.
Miradores naturales
En cuanto a miradores, Iñiguazú posee dos naturales. El primero se trata del mirador El Llajial, denominado así por la notable presencia de lajas en la zona. Para llegar al lugar se requiere de 20 minutos. Se trata de una locación prominente desde la cual se puede disfrutar de una hermosa vista de la pampa y de la comunidad.
Finalmente, Iñiguazú posee el mirador Alto Cañas, que representa uno de los lugares más altos y con excelente ubicación. Éste permite tener un avistamiento panorámico de toda la zona y sus alrededores. Se encuentra a tres horas de caminata desde el centro de la comunidad.
Ubicación
Iñiguazú está ubicada al oeste de Yacuiba, provincia Gran Chaco, municipio de Caraparí en el Departamento de Tarija, cerca al mega campo gasífero San Alberto. Su nombre guaraní, hace honor a lo que en realidad es, un Campo Grande y húmedo, desprovisto de árboles y bañado por ríos y riachuelos que lo convierten en un lugar de paz y de contacto con la naturaleza y la cultura chaqueña.
Más detalles del pequeño paraíso
Cabañas
En la comunidad hay dos cabañas llamadas “Tero, Tero”, que tienen una capacidad de diez camas entre ambas. Las comunarias de Iñiguazú administran los hospedajes.
El Llajial
En este mirador hay una notable presencia de lajas. Para llegar al lugar se requiere de 20 minutos. Desde ahí se puede disfrutar de una hermosa vista de la pampa y de la comunidad.
El “Tero tero”
Éste es el pájaro más representativo del Gran Chaco y que ha sido inspiración de numerosas chacareras y emprendimientos comerciales.
Fuente: El País