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Futuro de la democracia y Estado de Derecho
Publicado en Tarija200|Abril 2011|Edición N° 1
El estado de derecho es consustancial a la democracia, los Estados, incluidos el nuestro debieran vivir bajo el imperio de las leyes, ¿Quiénes aceptan las leyes y las respetan en nuestro país? ¿Lo hacen en Uncía, en el Chapare, en Pantipata, en Santa Cruz, en La Paz, en Tarija? Hemos entrado al torbellino del vale todo, al total irrespeto y violación de la ley y la Constitución Política del Estado. Aún quienes impulsaron la Constitución, la violan. Pareciera ser que el proceso de cambio lo que hace es pronunciar la falta de respeto por las leyes. Estamos hundidos en la anomia, no hay sensación de existencia de la norma, cada quien puede hacer lo que quiera, en especial, el poder, pues para éste no existe norma.
Lo que hace cada uno, es juzgado como legal por ellos mismos, en tanto, que es catalogado como ilegal lo que hacen los demás. Pero, hemos llegado a tiempos en que es “legal” aquello que hacen los que tienen poder, y es ilegal lo actuado por quienes no poseen poder.
Pareciera haber un acuerdo implícito entre todos para aceptar que todos deben violar la ley; todavía no ha nacido la necesidad de aceptar la norma, de seguirla, de actuar dentro de sus marcos. Estamos en la jungla, vale la “ley” del más fuerte, del que tiene algún poder. El Estado no es excepción, ni mucho menos, él comete muchas violaciones a la norma, para eliminar a sus adversarios. Y una de las principales violaciones a las normas universales es que se ha instalado el principio de la culpabilidad, él sustituye al principio de la inocencia. Ya no es necesario pasar por la justicia para castigar o juzgar, basta el discurso y la palabra del poderoso para definir la culpabilidad de muchos y dictar sentencia, antes de que se haya pasado por la justicia.
Cambalache es nada para describir lo que pasa en el país, no sólo vemos el reino de los inmorales, -como dice el tango-, sino que el cinismo ha entrado vertiginosamente en la política. Ya no se cuidan las formas para nada, ni para mentir, ni para el uso privado de lo público, ni para violar la ley. Ya no hay sonrojo por la violación de la ética, ahora vale sólo la “ética” de la política, de ésa que no respeta principios morales, vale solamente la ética del poder y de su reproducción. No sólo que hay sensación de inexistencia de la norma, sino que cada día es más visible el hundimiento de las instituciones, la institucionalidad no sólo está desportillada, sino que, más grave que eso, está profundamente averiada y en camino de poseer más deterioro.
Le costó mucho al país construir algo de institucionalidad, pero ése poco está siendo desarmado, destruido, y como es normal en estas circunstancias, no hay nuevas instituciones que ayuden a normar la vida cotidiana.
¿Es legal que se impulse a que la policía cuide a los movimientos sociales cuando éstos actúan generando desorden público? ¿Es legal que se actúe como se lo hizo y se lo hace en Caranavi? ¿Es legal que se asesine en Uncía, que se someta a tortura en Pantipata, que se mate a presuntos criminales en La Paz? ¿Es legal que la policía no actué cuando algunos comunarios asesinan policías en Uncía? ¿Son legales todos los linchamientos que se justifican bajo la excusa de justicia comunitaria?
¿Es legal que el Presidente regale dinero venezolano sin que esos recursos entren al Tesoro General de la República y sean auditados por la Contraloría General de la República? ¿Es legal no respetar los avances de las autonomías? ¿Dónde está la vigencia de los pesos y contrapesos de los poderes del Estado? ¿Dónde está la justicia independiente? ¿Dónde está la labor de fiscalización de la Asamblea Legislativa?
El Estado de derecho se ha perdido, y ¿cómo no se va perder, si el Estado comienza las violaciones a la Constitución? El gobierno no respeta la ley, pero, en realidad, nadie la quiere acatar, y ésta que era una costumbre añeja, ahora sobrevive con más fuerza. Pero, todo eso implica que está en peligro la convivencia cotidiana entre todos los bolivianos. El gobierno con lenguaje confrontacional, con el irrespeto de la Ley, con acciones punitivas que buscan eliminar al enemigo, conduce a un desmoronamiento de la democracia representativa. El futuro no podrá existir sin estado de derecho, eso debemos internalizarlo muy bien los ciudadanos.