El narco uruguayo Sebastián Marset, “el patrón”: hombres armados y una lujosa vida en la selva
La periodista uruguaya Patricia Martín contó detalles de su viaje hasta quedar al frente del narco uruguayo Sebastián Marset, cuando éste le abrió la puerta de la mansión donde se oculta, goza de los servicios de un chef y es protegido por hombres armados. Su gente lo llama “el patrón”.
La reportera y coordinadora del programa Santo y Seña, del canal de televisión 4 de Uruguay, contó que en un determinado momento sintió miedo, cumplió las instrucciones de seguridad y convivió con Marset y su familia dos días de noviembre, hasta realizar la entrevista a uno de los narcotraficantes más buscado en la región.
Martín dejó el mensaje a todo el que pudo, para que Marset sepa que “quería tener su palabra”. Hasta que el 3 de noviembre recibió una llamada telefónica de él, el 7 de noviembre le propuso a la periodista realizar la entrevista de manera personal.
Contó que no sabía a qué se iba a exponer, por eso puso condiciones para tener la tranquilidad y seguridad. Pidió viajar con el abogado de Marset, que le permitan avisar a su familia y al director del programa Santo y Seña que estaba bien y que la entrevista debía ser sin restricciones.
Viajó sola el 9 de noviembre, esa fue la condición de Marset, sin camarógrafo ni otro tipo de asistentes y tampoco podía usar sus equipos. Ese día tomó un avión comercial y luego dos helicópteros, cuando llegó a su destino narró que le pidieron que mire al suelo para que no pueda identificar el lugar.
La seguridad del narco uruguayo le retuvo su celular y le cambiaron la valija, para evitar algún dispositivo que detecte la ubicación, además le hicieron pasar por un detector de metales. Al final, ella señaló que no pretendía saber dónde estaba y tampoco hacerse la héroe para descubrirlo.
“Vi que había gente armada a un perímetro, seguro más de 10 personas”, afirmó, que le llamó la atención que había gente uniformada, no estaba segura si eran policías o militares, la seguridad no era solo civil, tampoco tiene certeza de que hubieran estado disfrazados.
La condujeron en una camioneta hasta la mansión donde se encontraba Marset, quien en persona y acompañado de su esposa y sus cuatro hijos la recibieron. Dijo que es evidente que la residencia no está en la ciudad, sino en el campo.
No conoció toda la casa, pero dijo que tenía un parrillero, una piscina. Además, los servicios de un chef que incluso salió para dar el menú del almuerzo. “En la casa nunca vi armas, ni droga”, comentó.
La comunicación con su familia fue a través de un aplicativo especial, tuvo que salir de la casa donde en su criterio no había señal de comunicación.
En relación a la entrevista, se debía realizar el viernes en la noche porque a esa hora los hijos de la pareja estaban durmiendo, pero fracasó porque el jefe de seguridad dijo que era imposible realizar la filmación porque la casa podía ser reconocida por el lugar donde se armó la entrevista.
Al final se la hizo el sábado en la noche y en la grabación estuvo presente la esposa Gainina García, el abogado y el jefe de seguridad.
Sebastián Marset se mostró como un profesional en lo que hace, es decir, el negocio del ilícito de las drogas. Dijo que empezó muy chico en el narcotráfico, recordó que la primera vez que cayó detenido por marihuana fue en 2013. “Soy correcto primero que nada, Y profesional en lo que hago”.
Asimismo, dijo que el que vende no consume. Soy de familia, tranquilo. No estoy de acuerdo en la legalización de ningún tipo de droga". Insistió que su familia nada tiene que ver en sus actividades.
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