Economía y Sector Empresarial: Discurso del Presidente de CAINCO

He estado visitando varios negocios familiares en los últimos meses. Y nuevamente me acerqué a la empresa de Don Sixto. Me recibió con su sonrisa amplia y una gran amabilidad. Me hizo sentar al medio de pilas de anaqueles, algunos de ellos semi vacíos y me dijo "¿se acuerda lo que le dije en su última visita sobre el Gobierno? 

Le dije que los del gobierno no nos quieren a los empresarios. Y usted me respondió que quizás es porque no nos conocen, que si nos conocieran más, seguramente cambiarían su opinión.”

“He pensado mucho sobre eso. ¿Sabe lo que pienso ahora? Ya no me quita el sueño si nos quieren o no. Ya no espero que hagan algo por nosotros. Pareciera que están en otra. Eso sí, debemos exigir que nos dejen trabajar, que no nos perjudiquen. Qué dejen de poner zancadillas por todos lados. 

Damos trabajo, todos los días sacamos productos y peleamos contra la yesquera. No pedimos que nos regalen nada ni que nos den pegas. Pero eso sí, merecemos más respeto porque somos nosotros los que llevamos adelante a este país.”

Ministra, ministro, autoridades…aquí se trata de exponer ideas, no consignas. Lo que dice Don Sixto nos debe hacer reflexionar.

 Más aún porque, hoy el mundo es otro y tenemos más retos que cuando empezamos este año. Cuando pensamos que dejábamos atrás la pandemia para pasar del rebote a la recuperación de nuestras economías, apareció otra tormenta en el horizonte.

Aunque la guerra en Ucrania parece estar lejos, sus olas expansivas ya nos están llegando.

A un poco más de un mes del inicio de la guerra, tratar de dibujar el futuro sería un ejercicio de brujería. Sin embargo, sentimos, que el mundo se vuelve más inestable, más peligroso e imprevisible.

Por ahora vemos luces y sombras para nuestro país. Los precios de varios productos que exportamos han subido. Eso puede traernos más ingresos. Por el momento se estima que, por ejemplo, el precio de la soya estará un 40 o 50% más alto de la proyección que se hizo en enero. 

La buena noticia es que a febrero, la EXPORTACIÓN de Soya llegó a casi 250 millones de dólares, mientras que hace un año atrás, en febrero del 2021, se exportaron 175 millones de dólares.

Por el otro lado, suben los costos de producción. Los precios de los fertilizantes han subido 180%, el precio del petróleo podría estar 55% más alto que en enero. Los productores tienen que enfrentar costos más altos de sus insumos y materias primas. 

Los productos fabricados con base en el petróleo, como las resinas para soplar botellas o el poliéster para fabricar textiles, serán más caros. La cadena de suministros muestra nuevas restricciones, además los fletes y transportes son más caros. 

En Bolivia, si bien podría haber un impacto positivo por el incremento de precios de exportación, el Gobierno tendrá que enfrentar el aumento del costo de los combustibles líquidos que se importan. 

De allí viene la MALA NOTICIA: A febrero, las IMPORTACIONES de Gasolina y Diesel sumaron 447 millones de dólares mientras que las EXPORTACIONES de Gas apenas llegaron a 412 millones de dólares.

Las familias empresarias estamos sintiendo el aumento de costos en la mayoría de las industrias, principalmente en las cadenas agroalimentarias y de construcción. 

Se espera un aumento de la inflación en algunos productos de la canasta familiar, que reduciría la capacidad adquisitiva de los hogares, principalmente los de menores ingresos.

El efecto final sobre nuestra economía dependerá, además de la duración e intensidad de la guerra, de la capacidad del gobierno para adecuar su modelo a las nuevas realidades e implementar políticas que respondan a las necesidades de los hogares y empresas.

Todos sentimos que estamos ante un cambio de ciclo.

El modelo económico que propaga el Gobierno es del pasado. Viene del tiempo de los altos ingresos. Vemos con preocupación que sigue gastando como si aún tuviéramos los ingresos del 2014.

Tenemos que dejar atrás las añoranzas del pasado, ancladas en modelos económicos que no acompañan este nuevo ciclo. 

Lo que tenemos por delante requiere que cuestionemos y renovemos nuestros postulados: 

Un primer postulado es como entendemos la redistribución. Para nosotros, la verdadera redistribución es la que viene por la generación de empleo de mejor calidad y en mayor cantidad. 

Otro de los postulados es la responsabilidad que tiene el Gobierno para garantizar el trato equitativo entre las familias empresarias y el Estado.

Cada vez que un emprendimiento familiar deja de operar por multas desproporcionadas, fruto de fiscalizaciones abusivas, nos hace más pobres a todos. Y eso es responsabilidad del Gobierno.

Se debe medir con la misma vara a las empresas públicas y a las familias empresarias.

Cada vez que un productor boliviano no puede llegar a los mercados, sean estos nacionales o internacionales, por restricciones que impone el Gobierno, se pierden oportunidades y así se daña a nuestra economía.

Ningún boliviano quiere que se pongan cupos a la exportación de Urea o gas. Entonces, ¿por qué el Gobierno discrimina al sector privado al imponer cupos de exportación a productos como p.ej. la soya o la carne?

Cada vez que un boliviano se queda sin trabajo por políticas rígidas que no facilitan la generación de nuevos empleos, es responsabilidad del gobierno.

Las empresas familiares venimos asumiendo incrementos salariales discrecionales y obligatorios, mientras muchas empresas públicas tienen sus propias normas. 

Las normas y las leyes deben ser iguales para todos.

Seguir así nos llevara a más desigualdad, porque solo una pequeña elite de trabajadores es beneficiada, muchos de ellos solo por cercanía al gobierno. Sin embargo, al frente hay una gran masa de emprendedores, familias empresarias y trabajadores cada vez más presionados.

El tercer postulado es la búsqueda de una nueva fórmula entre Estado y Mercado. Es urgente implantar un modelo virtuoso, donde Mercado y Estado no actúen como hermanas enemigas. Más bien Mercado y Estado se deben complementar y no se pueden sustituir mutuamente.

Hasta el 2005 la participación del Estado en la economía boliviana era el 20% del total producido. Después de las nacionalizaciones en 2006, esta proporción aumentó a 40%, al constituirse el Estado como productor e inversor, usurpando espacios en los cuales el sector privado había mostrado ser más eficiente.

Mirando nuestra historia, la relación 20 Estado a 80 Mercado, generó insatisfacción por la falta de provisión de bienes y servicios públicos, especialmente infraestructuras y redes de protección social.

En su momento, esta fórmula dejó la sensación de que los recursos naturales no beneficiaban al país. 

Por otro lado, la fórmula actual de 40 Estado y 60 Mercado nos ha generado ineficiencias en varios sectores que el Estado ha ido controlando.  

Hoy, como país estamos con menores reservas de hidrocarburos y una menor producción de gas. Desde hace más de una década se está intentando articular el complejo del litio sin resultados de magnitud. Y existen proyectos públicos cuya rentabilidad es muy baja o negativa.

Además, nos tenemos que preguntar si al menos la salud y la educación han mejorado.

Para dar una evidencia de que es necesario cambiar la fórmula actual, la de 40/60, es importante comparar la eficiencia de la inversión pública, con la eficiencia de la inversión privada. 

Desde 2006, el sector público ha invertido 53 mil millones de dólares, pero sólo ha producido 172 mil millones; es decir apenas logró una relación 3 a 1.

En el mismo período, el sector privado ha invertido 33 mil millones de dólares y ha producido 290 mil millones, eso es una relación de 10 a 1. 

Como decía Don Sixto, el Gobierno hace cosas que no tienen sentido. Un ejemplo que da la razón a la observación de Don Sixto es la creación del Servicio Plurinacional de Registro de Comercio para reemplazar a Fundempresa. Difícil entender porque se llevan servicios que han sido prestados por el sector privado con eficiencia y prolijidad. 

Todos los que entienden de fútbol saben lo que dicen los entrenadores: Un equipo ganador no se cambia.

 Fundempresa, además de tener un buen equipo, es un equipo ganador. 

Los países prósperos aplican fórmulas virtuosas de combinación entre Estado y Mercado. 

Aquellos Gobiernos que se han ido a los extremos, sea porque apuestan excesivamente al Estado o dejan demasiada discrecionalidad al Mercado, terminan con resultados deficientes.

En la recuperación postpandemia se evidencia que los países que tienen una proporción más adecuada del mercado muestran mejores resultados. En cambio, aquellos que aplican fórmulas con alta dependencia del estado están en una situación más complicada.

Nuestro Gobierno afirma que crecimos 6,1% el 2021 pero no nos dicen que Perú, Chile, Argentina y Colombia han crecido a tasas por encima del 10%, dejando al país, como el que menos se ha recuperado en Sudamérica, sin contar Venezuela.

Al constatar, que las fórmulas 40/60 por un lado y 20/80 por el otro lado no han mostrado buenos resultados, proponemos una fórmula que se adecúa mejor a nuestro país:  70-30, 70% Mercado y 30 % de Estado.

En ese 70% de Mercado, dónde se ubican el agro, la industria, la agroindustria, los servicios, el comercio, en síntesis, miles y miles de familias empresarias, el Estado debe abstenerse de poner trabas, de competir con empresas públicas dejando a las privadas en desventaja, de interferir con cupos y regulaciones arbitrarias. 

Mientras un gobierno piensa solo en el corto plazo y en los votos que necesita para seguir en el poder, el Estado perdura en el tiempo y está más allá de las coyunturas. Es de todos!! 

Por eso, no necesitamos un Gobierno empresario, lo que necesitamos es un Estado amigo de la libre iniciativa, de los emprendimientos y empresas familiares, que aliente la generación de empleo, que facilite la creación de valor y de riqueza. 

Las inversiones públicas deben potenciar y complementar la inversión privada y no suplantarla. 

Es importante que el Gobierno construya infraestructuras de calidad, como mejores sistemas de transporte de personas y productos. 

La inversión pública de un Estado significa también que los recursos públicos están allá donde el ciudadano los necesita, y los gobiernos que están más cerca de las necesidades ciudadanas son nuestros gobiernos municipales y departamentales. 

Por eso, desde el sector privado alentamos a nuestro gobierno departamental y gobiernos municipales a pensar nuevamente en grande. 

Un factor importante del desarrollo de Santa Cruz fue su capacidad de concebir propósitos y proyectos de magnitud.

Debemos retomar este espíritu, honrando el legado de nuestros antecesores. Necesitamos que los gobiernos cruceños hagan gestión económica. 

Para seguir ampliando el potencial de nuestra región necesitamos avanzar en una nueva cartera de grandes proyectos.

Como familias empresarias priorizaríamos a tres:

1. El primero es un Sistema de Transporte Intermodal de clase mundial. En un mundo tan conectado, no podemos seguir tan desconectados. Necesitamos trasladar personas y mercaderías con más eficiencia y menos tiempo.

2.  

Que el productor pueda llevar sus productos con mayor facilidad, menores costos y en menor tiempo hasta y desde el puerto.

Las infraestructuras caminera y ferroviaria deben interconectarse a nivel nacional para integrar las cadenas productivas y así crear sinergias entre las regiones del país.

2. El segundo gran proyecto tiene que ver con uno de nuestros anhelos que es convertir a nuestra ciudad en el centro de operaciones aéreas regional para pasajeros y carga en Sudamérica. Tenemos las condiciones geográficas en términos de distancia a otras ciudades y altitud para las operaciones plenas de las aeronaves. 

Pero requerimos las condiciones habilitantes para el Hub Viru Viru, como ser: una infraestructura aeroportuaria, mejores condiciones para que las empresas aéreas puedan llegar al país y obviamente el fortalecimiento de líneas aéreas nacionales. 

Mientras los visionarios emprenden porque ven oportunidades que otros, mirando, no ven. Nos preocupa que en el tema del hub, ni las autoridades nacionales ni las departamentales parecen ver las oportunidades que nosotros sí vemos.

Nos preocupa que este proyecto no tenga la prioridad que merece.

3. Hay que avanzar con un nuevo ritmo en la Metropolización. Los mercados nos unen pero las administraciones nos separan. Necesitamos recordar que lo que hizo grande a nuestra ciudad y al departamento es su base productiva. 

Sin la generación de recursos que sustenten la región metropolitana, el proyecto quedará exclusivamente en la esfera de planificación urbana y es fundamental pensar en una infraestructura productiva que la respalde.

Las familias empresarias pensamos en la próxima generación, no en la próxima elección. 

Invitamos a los 3 niveles del Estado a compartir esta visión y emprender junto con nosotros una ambiciosa cartera de grandes proyectos. 

Para crear futuro, tenemos que hacer valer lo que podemos observar a diario en nuestra región: Observamos qué la familia empresaria es el núcleo de la sociedad y de la economía. 

Vamos a seguir defendiendo el principio de que el Estado debe estar al servicio de las familias y no las familias al servicio del Estado.

Para hacer valer a nuestros postulados asumimos que no existe el empresario micro, pequeño o grande.

¡La esencia del empresario es ver oportunidades, arriesgar su patrimonio y convertir esas oportunidades en realidad!

Y ESO HACE GRANDES A TODOS

 Hoy, cuando reconocimos a nuestros empresarios lo pudimos constatar:

- Son grandes porque arriesgan sus ahorros, invierten en el país y en el futuro.

- Son grandes porque dan trabajo

- Son grandes porque producen y agregan valor

- Son grandes porque generan oportunidades

- Son grandes porque con el trabajo duro buscan salir de momentos difíciles, convirtiendo la urgencia en oficio 

Hemos demostrado una gran capacidad de sobreponernos a la adversidad en estos años, pasamos por momentos muy duros pero salimos adelante.

No perdamos de vista que mientras intentamos darle la vuelta a la página de la pandemia, aparece una nueva tormenta en el horizonte. 

Pero al sumar esfuerzos, con visión de futuro y esperanza vamos a superar las dificultades que nos esperan en este camino. 

Todos debemos manejar mirando al frente, no con el retrovisor. 

Tomemos aire para dar un nuevo impulso. 

Y como me dijo don Sixto cuando nos despedimos: Echémosle pa’ delante. 

Fuente: CAINCO