Bukele visita a Milei mientras la popularidad del presidente argentino comienza a resentirse

Se admiran mutuamente y se consideran parte de la misma familia política: Nayib Bukele, presidente de El Salvador, está pasando unos días en Buenos Aires en los que su homólogo argentino, Javier Milei, lo recibe como un amigo.

El gesto de Milei es claro: desde la ofrenda floral en la Plaza San Martín, pasando por una audiencia en la Casa Rosada hasta la cena en la residencia presidencial de Olivos, todo son señales de la prioridad que el libertario le da a su vínculo con el centroamericano, a cuya asunción del segundo mandato asistió en junio. No tuvo esa suma de gestos con ningún presidente latinoamericano, ni siquiera con el paraguayo Santiago Peña, con el que se vio tres veces y comparte afinidades políticas. Mucho menos con el uruguayo Luis Lacalle Pou, al que demoró meses en recibir oficialmente y nunca le aceptó la invitación a un asado en la otra orilla del Río de la Plata, a 10 minutos de viaje en helicóptero desde Buenos Aires.

Bukele está desde el pasado jueves en Buenos Aires, una ciudad que conoce y aprecia: "Iba bastante porque mi esposa estudió allá. Mientras ella hacía las prácticas de una maestría en un hospital, yo caminaba por la ciudad. Es la más bonita de todas, tiene edificios lindos como París, pero es un poco desordenada como Latinoamérica".

Patricia Bullrich, rival del presidente en las últimas elecciones y devenida en ferviente mileísta desde su puesto de ministra de Seguridad, es la otra referencia del salvadoreño en Argentina: se vieron ya dos veces, una en Washington y otra en San Salvador, y la hoy archienemiga política de Mauricio Macri dice querer inspirarse en la política de seguridad de Bukele para aplicarla en su país.

La presencia de Bukele en Argentina coincide con los primeros indicios de erosión de la popularidad del presidente argentino, que se mantiene notablemente alta pero comienza a bajar. Diversos encuestadores señalan que Milei mantiene el apoyo de su núcleo duro, cifrado en un 30 a 35%, y parte del blando, aquél que lo apoyó en la segunda vuelta de noviembre de 2023 frente al peronista Sergio Massa. Parte de ese apoyo, sin embargo, se está alejando del libertario en medio de un ajuste económico severísimo que el presidente sitúa en el pasado. "De acá para adelante solo vamos a tener buenas noticias", aseguró el sábado Milei en un acto electoral en el que por primera vez se escuchó hablar en público a Karina, su hermana y secretaria general de la presidencia.

Mientras los hermanos Milei preparan lo que esperan que sea una victoria en las legislativas de 2025, el reciente discurso del presidente argentino ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York da más pistas de su sintonía con Bukele: "Hemos visto cómo una organización que nació para defender los derechos del hombre ha sido una de las principales propulsoras de la violación sistemática de la libertad, como por ejemplo con las cuarentenas a nivel global durante el año 2020, que deberían ser consideradas delitos de lesa humanidad (...). La Agenda 2030, aunque bienintencionada en sus metas, no es otra cosa que un programa de gobierno supranacional que atenta contra la soberanía de los Estados-nación y violenta el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de las personas".