Aparición simultánea de dos jaguares machos reaviva la esperanza de recuperar la población de la especie en el Chaco argentino

  • En la misma semana y con una distancia de 200 kilómetros entre uno y otro, dos ejemplares adultos en buen estado fueron captados a través de cámaras-trampa.
  • No existen cifras concretas, pero se estima que solo hay unos quince tigres americanos en el sector argentino del Gran Chaco Americano. Apenas cuatro certificados con imágenes.
  • La colaboración activa de los pobladores rurales y la actividad permanente de monitoreo de instituciones públicas y de la sociedad civil son algunos de los factores que explican el inesperado hallazgo.

“No puedo explicar la emoción que significa para nosotros obtener la foto de un yaguareté en la región chaqueña”. A Lucero Corrales la voz se le enciende al relatar el momento en el que su teléfono celular le devolvió la imagen de un ejemplar de Panthera onca tomada en una finca privada junto al río Bermejo.

Guardaparque por estudio, pero también gestora institucional, asistente en investigación científica, comunicadora, capacitadora ambiental y, sobre todo, coordinadora del grupo de Colaboradores para la Conservación del Yaguareté (nombre que recibe el jaguar en la Argentina), Lucero vivió con especial intensidad su primer “encuentro cercano” con un tigre americano, cámara-trampa mediante.

Aquello fue el 11 de octubre de 2022. “Cuando llegamos para hacer la revisión vimos huellas frescas justo enfrente de la cámara. Estaba ahí, en ese territorio y en ese momento”, recuerda con entusiasmo y confiesa que la ansiedad le impidió esperar hasta regresar a su computadora. Cargó la tarjeta de memoria directamente en su teléfono y lloró de alegría, más allá de que esas imágenes iniciales fueran nocturnas y de calidad relativa.

Días después, una escena muy parecida tendría lugar en la Estación Biológica El Teuco que la Fundación Rewilding Argentina (FRA) posee junto a la laguna El Breal, en el interior del Parque Nacional El Impenetrable. Reunidos frente a la pantalla para ver los resultados de las filmaciones realizadas en el extremo noroeste del área protegida, científicos y ayudantes también celebraron efusivamente el video que enseñaba un ejemplar de yaguareté de unos 80-90 kilos de peso paseando junto al río, a más de 200 kilómetros de distancia del que había “capturado” Lucero. Aunque en su caso la excitación fue algo más medida si se la compara con la que se vivió allí mismo en septiembre de 2019, cuando un individuo que más tarde sería bautizado como Qaramtá se dejó ver después de seis años y medio sin noticias de la especie.

Trabajo en equipo que da resultados 

El sector argentino del Gran Chaco Americano (segundo bosque más extenso de Sudamérica con un millón de kilómetros cuadrados) presenta los peores registros de presencia de jaguares. “Hace varios años hicimos una estimación de entre 15 y 20 ejemplares con base a los pocos datos que teníamos, pero la realidad es que certificados con fotografías solo hay cuatro: uno que apareció en un par de imágenes de 2018 y 2019 en el Parque Nacional Pilcomayo, Qaramtá y ahora estos dos. Fuera de esto vamos encontrando rastros en diferentes lugares, como huellas o rastros de depredación, indicios de que hay más individuos”, dice Verónica Quiroga, bióloga de la Universidad de Córdoba, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y coordinadora del Proyecto Yaguareté, dependiente del Centro de Investigaciones del Bosque Atlántico (CeIBA).

Mientras se estudian los pasos inmediatos a seguir —en ambos casos la idea es colocarles un collar GPS que permita el seguimiento satelital de los ejemplares—, la coincidencia de la aparición de dos machos adultos ha sacudido el espíritu de los habitantes locales. “Como provincia es un orgullo enorme que tres de los pocos yaguaretés silvestres que se supone que hay en el Gran Chaco Argentino estén en nuestros bosques nativos”, señala Marta Soneira, ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la provincia del Chaco.

Las fotos del ejemplar captado en un establecimiento ganadero fueron las primeras de los dos yaguareté que aparecieron en Chaco en la misma semana. Foto: Proyecto Yaguareté, CeIBA/Conicet.

Son varias las razones que tratan de explicar un suceso tan inesperado. “Si no tuviéramos políticas de protección, alerta y monitoreo junto a la comunidad no hubiese sido posible detectarlos ni ellos podrían estar circulando por estas áreas”, puntualiza Soneira. “Es el reflejo de que por fin hay muchas personas e instituciones trabajando y monitoreando en el campo”, opina Quiroga, y enumera: “Antes podíamos hacer una campaña al año para poner cámaras; ahora tenemos a Lucero y a los compañeros de FRA en el terreno de manera permanente, y a la gente del gobierno de Chaco y de la Administración de Parques Nacionales siempre a disposición”.

Hernán Luisi, intendente del Parque Nacional El Impenetrable, afirma a su vez: “Esto demuestra que la creación y mantenimiento de áreas protegidas es el camino correcto para garantizar la preservación de esta especie”.

La información que brindan los colaboradores permite instalar las cámaras-trampa en sitios que el ejemplar buscado es muy posible que atraviese. Foto: Proyecto Yaguareté, CeIBA/Conicet.

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Apuesta comunitaria por la conservación

La circunstancia de que uno de los jaguares estuviera en los alrededores de El Impenetrable y el otro en un establecimiento ganadero, que dedica una porción de su predio a la conservación del ambiente nativo (las autoridades y los propios dueños han decidido mantener ocultos el nombre y la ubicación del mismo), le añade otro factor llamativo a los hallazgos.

“Que uno de los dos esté en un área privada es importante para nosotros, por el hecho de que la alerta surge de los mismos propietarios y cuidadores del campo”, señala Soneira apuntando a la participación activa de los pobladores del bosque en la notificación del rastro de los jaguares, otro punto a tener en cuenta.

Lucero Corrales, coordinadora de la red de colaboradores del Proyecto Yaguareté, toma los datos de la cámara-trampa que acaba de instalar. Foto: Proyecto Yaguareté, CeIBA/Conicet.

“Los campesinos, las poblaciones aborígenes, los maestros rurales, los productores ganaderos, toda la gente que vive o trabaja en las zonas rurales son nuestros ojos en el territorio”, enfatiza Lucero Corrales, a quien “conocen todos los habitantes del Impenetrable porque va casa por casa intentando sensibilizar a los pobladores y transformarlos en colaboradores del proyecto de conservación”, explica Gerardo Cerón, el biólogo que tiene a su cargo el funcionamiento de la Estación El Teuco. “Hasta hace poco, muchas de esas personas veían al yaguareté como un enemigo. Ese cambio en su manera de pensar es importantísimo”, resume Corrales.

El encargado del área de conservación de la finca privada fue quien llamó a Verónica Quiroga para informarle de la aparición de huellas. Tres diferentes vecinos que viven unos 15 kilómetros al norte del Parque Nacional El Impenetrable se comunicaron con los integrantes de la Estación Los Palmares que FRA posee en la zona y con Corrales para dar cuenta que un yaguareté rondaba sus campos.

Verónica Quiroga, bióloga coordinadora del Proyecto Yaguareté, toma los datos de la cámara-trampa que acaba de instalar. Foto: Proyecto Yaguareté, CeIBA/Conicet.

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En espera de encontrar una hembra

La certeza de la presencia de estos dos ejemplares despierta múltiples aspectos interesantes. Uno de ellos es que acaba con el reinado exclusivo que parecía tener Qaramtá, al menos en las 130 000 hectáreas del parque nacional. Desde que se radicó en el lugar, este ejemplar de 105 kilos de peso era “dueño” de todas las presas que quisiera cazar y el único semental para las hembras que la Fundación Rewilding ha ido trasladando desde el Parque Nacional Iberá, su centro de operaciones, para llevar adelante el programa de reproducción en cautiverio.

“Es probable que la presencia de un competidor le cambie la vida a Qaramtá”, indica Cerón. Hasta ahora nunca hubo más de un yaguareté monitoreado en la región por lo que el día que se le pueda instalar el collar GPS al nuevo ejemplar inaugurará una etapa en el Chaco Argentino. “Será fascinante estudiar cómo interactúan dos machos adultos con el agregado de la presencia de hembras cautivas. Ver si el recién llegado se queda dando vueltas en los alrededores de los recintos, si su presencia hace que Qaramtá esté más territorial y trate de espantarlo o que se quede más cerca para evitar que el nuevo intente copular con una hembra mientras él anda lejos”, especula Cerón.

gran Chaco jaguares
Momento de descanso para Qaramta en un rincón del parque nacional. El collar GPS permite conocer cada uno de sus movimientos. Foto: Fundación Rewilding Argentina.

En las primeras semanas de su estadía en el parque, el nuevo habitante ha optado por mantener las distancias. Según el registro de sus huellas se había aproximado hasta unos 8 kilómetros en línea recta de los recintos, pero no más.

Un dato que llama la atención de los científicos es que hasta la fecha solo existan registros concretos de machos en la región. “Si hubiera habido una hembra habría dado más herramientas para la procreación natural y silvestre de la especie”, se lamenta Hernán Luisi.

Verónica Quiroga arriesga una explicación: “Cuando la población está tan limitada en número, los pocos individuos presentes se mueven muchísimo buscando hembras y entre ellos. Aparecen cada tanto huellas de tamaño sensiblemente más chico que podrían pertenecer a juveniles o hembras. Nuestra esperanza es que pronto captemos alguna en las fotos”. Un año y medio atrás, los científicos de El Teuco encontraron ese tipo de huellas en el parque nacional pero ninguna cámara registró la presencia de un ejemplar desconocido.

Huellas del ejemplar que apareció cerca del Parque Nacional El Impenetrable, grabadas en el fango de la orilla del río Bermejo. Foto: Miranda Volpe-Fundación Rewilding Argentina.

El desafío de conservar los bosques nativos

Al margen de la pronta captura de los dos jaguares para comenzar su monitoreo, los mayores desafíos que plantea su aparición es el refuerzo de las medidas que garanticen la protección del hábitat que permita no solo su supervivencia sino que favorezca a largo plazo la recuperación de la especie en la región chaqueña.

Marta Soneira es concluyente al respecto: “Desde el punto de vista de la política ambiental, pero también a nivel social, estos nuevos yaguaretés acentúan la necesidad de conservar nuestros bosques nativos porque nos demuestran que conservando es posible aumentar la población”, dice.

El hallazgo coincide con el momento más álgido del debate en torno al nuevo mapa de Ordenación Territorial de los Bosques Nativos (OTBN), medida legal que se viene demorando desde 2013, fecha en que debió actualizarse, y que divide el territorio en zonas rojas en donde las actividades productivas están prohibidas; amarillas en las que se permite producciones limitadas y sostenibles; y verdes con permisos más amplios.

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Imagen registrada hace 20 años en el Gran chaco argentino. Foto: Archivo personal / Verónica Quiroga.

“El yaguareté es una especie que requiere mucho espacio y necesitamos corredores de conservación entre las áreas protegidas para que los animales puedan moverse. La finca donde apareció uno de los nuevos ejemplares se encuentra en una de esas zonas”, señala Verónica Quiroga, quien va incluso más allá: “Que hayan aparecido dos ejemplares a la vez no significa que la especie se esté recuperando. Las áreas protegidas en el Chaco son pocas en cantidad y pequeñas en tamaño. No podrían albergar la cantidad de ejemplares suficientes para mantener una población viable a largo plazo”.

La ministra Soneira asegura que la provincia posee un plan estratégico de conservación de la biodiversidad que avanza en ese sentido: “Queremos incrementar las áreas protegidas y hemos definido por decreto y remitido un proyecto de ley para la creación de los corredores biológicos del Chaco Seco y el Chaco húmedo para vincular dichas áreas. Son espacios que están definidos en nuestra propuesta del nuevo mapa de OTBN”, afirma.

La vegetación del Chaco seco es el marco de fondo para el jaguar encontrado en un área de bosque conservada en una finca ganadera. Foto: Proyecto Yaguareté, CeIBA/Conicet.

La iniciativa, sin embargo, no está exenta de críticas por parte de diversas organizaciones de la sociedad civil. Un centenar de científicos del Conicet emitió un comunicado manifestando su preocupación: “El escenario propuesto… tendrá efectos negativos en el corto plazo sobre el ambiente, la población y la propia producción agropecuaria y forestal de la región”, indican los expertos basándose en evidencias “generadas en las últimas décadas”.

La presunta regresión de una zona amarilla a verde (algo que prohíbe la Ley de Bosques) en pleno corredor del yaguareté concentra buena parte del malestar. “Necesitamos que se acabe la cacería y que no haya más deforestación”, enfatiza la doctora Quiroga.

Las autoridades provinciales aceptan que en los últimos años se han perdido hasta 26 000 hectáreas de bosque nativo por desmontes ilegales y prometen avanzar de manera progresiva hacia la prohibición total de deforestar.

La cámara-trampa capturó la relajada caminata de este ejemplar por la ribera del Bermejo, río que separa las provincias de Chaco y Formosa. Foto: Fundación Rewilding Argentina.

“Los nuevos yaguaretés impulsan un mayor entendimiento sobre la necesidad de conservación. Es un aprendizaje también para los legisladores y los distintos sectores de la sociedad. Todos celebran la aparición de estos ejemplares como algo virtuoso,pero hay quienes no vinculan la recuperación de la especie con la preservación de los bosques nativos y siguen promoviendo la deforestación del Impenetrable. Es un camino difícil que debemos construir entre todos”, analiza Soneira.

La emisión del Ecotoken Yaguareté, instrumento financiero que valorizará los servicios ecosistémicos para convertirlos en un activo para inversores y cuyos beneficios deberían servir para preservar el medio ambiente, o la apuesta decidida por el turismo de naturaleza, para sustituir la economía tradicional basada en las industrias agropecuaria y forestal, aparecen en el horizonte como ideas a implementar.

Los dos ejemplares que serán bautizados a través de una convocatoria popular a través de internet han dibujado una sonrisa en la pelea por la supervivencia del tigre americano en el Chaco Argentino, pero a nadie escapa que su recuperación será necesariamente lenta. Lucero Corrales lo sintetiza en un par de frases: “Todavía hay muchas y muy complejas amenazas que siguen ejerciendo presión. La batalla no está ganada”.

* Imagen principal: Uno de los dos jaguares parece posar para la cámara-trampa en un rincón del Chaco Seco. Foto: Proyecto Yaguareté, CeIBA/Conicet. 

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Fuente: Mongabay