Virgen de Urkupiña: pedir y agradecer, un rito de más de 100 años

Devotos ch'allan las piedras que extranjero del Calvario en el Cerro de Cota, en Quillacollo, que simbolizan el préstamo de la virgen.

Han pasado más de 100 años desde que los primeros devotos comenzaron a llegar desde las alturas de Cochabamba, como Ayopaya y Arque, con su música y baile a Quillacollo para buscar la protección de la sagrada imagen que escuchaba sus ruegos, según la memoria oral, Los Tiempos y el libro Historia de un Milagro.

Hoy muchas de las características perduran en la denominada Entrada Autóctona de Urkupiña, que este 2024 cumplió 25 años desde que se reactivó para mostrar los bailes típicos como los ulas ulas.

Sin embargo, fue en plena Guerra del Chaco, en 1932, cuando los milagros de la mamita de Urkupiña se extendieron más allá de Quillacollo entre los combatientes que peleaban en esas tierras lejanas. En ese infierno verde, los quillacolleños compartían los alimentos que se recolectaban en las campañas locales y aseguraban entre sus camaradas que “era un milagro”.  

Después de la Revolución de 1952, la festividad religiosa comenzó a tomar los rasgos que hoy en día tiene: danza, color, música y folklor: la peregrinación hecha danza.

Se dice que la rivalidad entre las fraternidades de Cochabamba y Oruro ayudó al crecimiento de la festividad con la aparición de la Diablada Quillacollo, integrada por trabajadores de la fábrica Manaco, y la Diablada Oruro, según las mismas fuentes.

En la década del 70’, la celebración se afianza con la llegada de peregrinas de gran parte de Bolivia, especialmente, de Santa Cruz que llegan para agradecer los favores concedidos por la Virgen de Urkupiña.  

En los 90’ la festividad traspasó las fronteras de la mano de los migrantes que se fueron a Argentina, EEUU, España e Italia. Luego, se globalizó con la expansión de los medios y las redes sociales.

En 2023, se completó el proceso para postular a la festividad como patrimonio intangible de la humanidad ante la Unesco, el paso que se espera terminar para resguardar la esencia de la festividad y hacer de Quillacollo una ciudad santuario.

La festividad busca ser reconocida como patrimonio desde hace al menos 15 años. Autoridades, instituciones e investigadores presentaron una compilación de mil páginas, con fotografías y videos inéditos, para la inscripción de la postulación en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

El periodista e investigador, Walter Gonzales, afirma que la festividad tomará un nuevo impulso con las redes sociales. “En Urkupiña hay una fuerte devoción que hay que entenderla como el sentimiento de algo que no existe, pero que la gente para no sucumbir debe aferrarse de algo”.

La estrecha relación que tienen las personas con la mamita milagrosa se puede ver en el día del Calvario en el Cerro de Cota, el sitio de la aparición, cuando una multitud acude para realizar el préstamo a plan de “combazos” y extrae las piedras que simbolizan la voluntad de la virgen con el devoto y que se hará realidad según la fe y anhelo del creyente, que el siguiente año deberá volver a devolver las piedras y agradecer.

FUENTE: LOS TIEMPOS/KATIUSKA VÁSQUEZ