Tarija se viste de amarillo y fe: la Pascua, una celebración que fusiona tradición, cultura y religiosidad

Con la llegada de la Semana Santa, las calles de Tarija ya se iluminan con el vibrante color amarillo de las rosas pascuas, entremezclado con el aroma fresco de la albahaca, anunciando uno de los momentos más esperados por la comunidad: la celebración de la Pascua. Este evento no solo representa un punto culminante en el calendario litúrgico, sino también una profunda expresión de la identidad cultural del pueblo chapaco.

Desde la noche del Sábado Santo, las iglesias y templos de la capital y del Valle Central comienzan a llenarse de fieles para participar en la Vigilia Pascual, una ceremonia solemne que simboliza la espera del Domingo de Resurrección, día en que, según la fe católica, Jesús vence a la muerte y renace la esperanza.

Lo que hace única esta festividad en Tarija es su fusión armoniosa entre lo religioso y lo popular. Para los tarijeños, la Pascua no es solo una conmemoración religiosa, sino también una oportunidad para revivir sus raíces y tradiciones ancestrales. Esta riqueza cultural se vive con intensidad, especialmente en el municipio de San Lorenzo, epicentro de expresiones artísticas y festivas.

Allí se celebra el tradicional Festival de la Pascua, donde los copleros entonan la emotiva “tonada de pascua”, mientras al compás del violín chapaco, hombres y mujeres bailan en rueda, reviviendo el zapateo típico que ha sido transmitido de generación en generación.

Los arcos pascuales, bellamente decorados con payos, rosas pascuas y albahaca, marcan los caminos hacia los templos, guiando a los fieles como una especie de peregrinación simbólica. Estos elementos no son meramente estéticos, sino que representan un acto de devoción y alegría espiritual, reforzando los lazos comunitarios en un contexto de reflexión y renovación.

Cada año, cientos de visitantes provenientes de diferentes regiones del país acuden a Tarija para ser testigos de esta celebración única. La combinación de fe, música, danza y color convierte la Pascua chapaca en una experiencia que sobrecoge los sentidos y deja una huella imborrable en el corazón de quienes la viven.

Tarija, tierra de tradiciones profundas y hospitalidad cálida, demuestra una vez más que su Pascua no solo se celebra, se siente. Una manifestación viva de su cultura, su historia y su fe. Tarija 200