De la serie Bermejo Inmortal

Rockefeller, el primer bagayero

Bermejo, 24 de junio de 2025

 Alfonso Blanco López

-Ipita, los bagayeros están enojados, la ministra argentina quiere eliminar el contrabando, puso doscientos metros de malla -dijo en tono sarcástico Calula, bermejeño ilustre, orgulloso de vivir en el barrio del Campamento YPFB, el vecindario aristocrático de Bermejo-. La frontera es enorme, el comercio continúa y aumenta.

-Uuuu, esto ocurre siempre, con cada cambio de gobierno. Los políticos en Buenos Aires no entienden lo que pasa aquí -contestó Ipita-. El contrabando es parte de la vida misma en esta parte del mundo.

- ¿Por qué dices eso?

-Hace ciento un años, hasta Rockefeller, el empresario multimillonario dueño de la empresa petrolera Standard Oil Company que descubrió el petróleo en Bolivia en el pozo Bermejo 2, era bagayero -Ipita relató orgulloso-. Yo era su empleado, trabajaba de baqueano, guiando a los equipos petroleros por las sendas del monte.

- ¡Jajajaj, Ipita, como puedes decir que Rockefeller era bagayero! -Calula divertido replicó-. Además, vos no eres tan viejo.

-No te olvides que soy inmortal por beber agua del Bermejo con pequeñas dosis de petróleo, eso ya te conté, pero no te acuerdas -reclamó Ipita-. Parece que tienes demencia senil, tienes que consumir más petróleo.

-Ipita, ese cuento del petróleo es para otros, vos eres longevo porque apenas trabajas, te dicen espalda virgen -ambos rieron porque tenían el mismo apodo.

-El 25 de junio de 1924 cuando brotó el oro negro de las entrañas del suelo, Rockefeller tenía que transportar el petróleo para venderlo -continuó Ipita-. Construyó un oleoducto clandestino para cruzar el rio Bermejo, lo llevó hasta el puerto de Buenos Aires y de ahí en barco a Estados Unidos.

- ¿O sea que de veras Rockefeller fue el primer bagayero en Bermejo?

-Si, bagayero petrolero.

Calula soltó una risotada. Los dos amigos sentados sobre las lajas enormes del rio, continuaron conversando.

-Inmediatamente después y a medida que la población crecía, se crearon distintas categorías de bagayeros:  bagayeros carniceros, bagayeros panaderos, bagayeros tomateros, bagayeros paperos, bagayeros cebolleros y ahora últimamente bagayeros pichicateros -relataba Ipita distendido-. Y dependiendo de la economía, el bagayo va de un lado al otro y viceversa. El bagayo es el Wall Street Boliviano, define el valor del dólar, del boliviano, del peso argentino, de todo lo que se compra y se vende en la frontera.

Calula mostró el titular del periódico: “contrabando desbordado en la frontera”. Ipita esbozó una sonrisa, encendió un cigarro Astoria y metió un puñado de coca a la boca. Miró el pulular de personas que se afanaban llevando mercaderías de un lado al otro del rio Bermejo. Las chalanas cargadas a su máxima capacidad y los gomones, el transporte ilegal de mercaderías a la vista de todos, desafiaban las burocracias aduaneras de ambos países. Ipita sentenció: “esto nunca cambiará, el bagayo es una bendición”.