¿Qué es el fenómeno de El Niño y La Niña?

Estamos experimentando los efectos de un patrón meteorológico de El Niño, que tiende a crear un clima más cálido de lo normal. Además del cambio climático, El Niño de este año ya ha contribuido a alcanzar temperaturas cálidas récord, ya que el agua caliente retenida en las profundidades del océano ha subido a la superficie. Es posible que este año el fenómeno cause un otoño e invierno más húmedos en el sur de Europa, España incluida, Pero ¿qué son los fenómenos de El Niño y La Niña? ¿Son importantes para todo el planeta o solo para la zona del Pacífico?

Los científicos saben que los años de El Niño tienden a ser más cálidos de lo normal, y que los episodios pueden producir patrones climáticos inusuales y dramáticos en todo el mundo. Si tenemos en cuenta con fenómenos como el cambio climático y el calentamiento global, el próximo El Niño se prevé que provoque que el próximo año bata muchos récords de altas temperaturas.

Pero un clima más cálido no es el único efecto de El Niño: algunas zonas de Estados Unidos podrían tener una probabilidad de nevadas superior a la media. Gracias a su influencia en la corriente en chorro, los inviernos de El Niño suelen ser más secos en el norte y más húmedos a lo largo de la costa de California y en el sur.

Aunque El Niño aumenta las probabilidades de nieve en ciertas regiones, no garantiza que vaya a nevar más. En general, el calentamiento del clima ha hecho descender los totales anuales de nevadas en muchos estados.

A continuación te contamos todo lo que hay que saber sobre cómo se forma El Niño y cómo influye en nuestro clima.

¿QUÉ ES EL FENÓMENO DE EL NIÑO Y LA NIÑA?

¿Qué es El Niño?

Los episodios de El Niño son en realidad apenas una mitad -la mitad cálida y húmeda- de un ciclo meteorológico natural llamado Fenómeno de El Niño (FEN) y se conoce también por sus siglas en inglés ENSO (El Niño-Southern Oscilation).

Durante un episodio de El Niño, la superficie del océano Pacífico tropical se calienta más de lo habitual, especialmente en el ecuador y a lo largo de las costas de América del Sur y Central. Los océanos cálidos dan lugar a sistemas de baja presión en la atmósfera, lo que a su vez provoca muchas lluvias en las costas occidentales de América.

Durante algunos de los El Niños más famosos del pasado, los diluvios han sido tan fuertes que pueblos enteros se han deslizado por las laderas de las montañas. En el episodio de 1972 a 1973, las temperaturas del océano se dispararon frente a la costa peruana, que casi acabaron con la industria pesquera de la anchoveta, esencial para el país. Durante el fenómeno de El Niño de 1997 a 1998, el país sufrió daños por valor de más de 3000 millones de euros en edificios, tierras agrícolas y otras infraestructuras. Y en 2016, los corales se blanquearon en todo el Pacífico, las inundaciones asolaron América del Sur y los incendios provocados por la sequía arrasaron Australia.

Los episodios pueden durar hasta un año, aunque el calentamiento tiende a ser más fuerte durante los meses de otoño e invierno del hemisferio norte: de octubre a febrero. De hecho, ese momento es el origen del nombre: "El Niño" no solo se refiere al niño varón, sino también al niño Jesús. Los pescadores de Sudamérica, que conocen y describen el fenómeno desde hace mucho tiempo, lo llamaron "El Niño" porque algunos de sus efectos más importantes se producen en torno a la Navidad, y el nombre prevaleció.

¿Y qué es La Niña?

La otra mitad del fenómeno FEN se llama en general "La Niña". Es básicamente lo contrario de El Niño: las temperaturas del océano a lo largo de la mitad oriental del Pacífico tropical se enfrían y esa parte del mundo se seca. El cinturón de calor y lluvia se desplaza hacia el otro lado del océano, lo que significa que Australia, Indonesia y el sureste de Asia son más húmedos y cálidos de lo habitual.

Los episodios de La Niña tienden a establecerse durante más tiempo que El Niño, persistiendo entre nueve meses y dos años. Por ejemplo, en marzo de 2022, según la Organización Meteorológica Mundial: "El episodio de La Niña instaurado en el segundo semestre de 2021 sigue activo en el Pacífico tropical, aunque se observan indicios de debilitamiento en los parámetros tanto oceánicos como atmosféricos. Los pronósticos más recientes de los Centros Mundiales de Producción de Predicciones a Largo Plazo de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) indican una probabilidad moderada (alrededor del 65 %) de mantenimiento de las actuales condiciones típicas de La Niña durante el período de marzo a mayo de 2022, y cifran en alrededor del 35 % la probabilidad de que estas sigan debilitándose hasta ser compatibles con un episodio neutro del fenómeno El Niño/Oscilación del Sur (ENOS).

Los fenómenos de El Niño y La Niña suelen producirse cada dos o siete años. Mientras tanto, las temperaturas oceánicas y los patrones de precipitación se vuelven más regulares. Sin embargo, los patrones no están perfectamente claros: un El Niño fuerte no significa necesariamente que la siguiente La Niña será particularmente intensa, y viceversa.

Tanto El Niño como La Niña afectan al clima más allá de la cuenca del Pacífico. Durante los años de El Niño, por ejemplo, hay menos huracanes que cruzan el Atlántico de lo habitual, y los que lo hacen suelen ser bastante débiles. Y los patrones de lluvia cambian en todo el mundo: por ejemplo, California y el Cuerno de África se reducen, mientras que aflojan las lluvias que suelen empapar la India durante la temporada de monzones y el subcontinente indio se seca ligeramente. 

Por qué se produce El Niño

Al comienzo de El Niño, los vientos alisios que tienden a soplar con fuerza en la superficie del Pacífico tropical se relajan. Normalmente, esos vientos empujan las aguas cálidas de la superficie del océano hacia el este, en dirección a Asia y Australia, donde en esencia son acorraladas en una gigantesca piscina cálida por Australia al sur, el archipiélago indonesio cerca del ecuador y el sureste de Asia.

En un año normal, a medida que los vientos alisios arrastran las aguas de la superficie caliente por el sol hacia el este, alejándose del borde de América del Sur y Central, remolcan el agua fría de las profundidades, de manera que "afloran" los mares fríos y ricos en nutrientes. Los vientos alisios también suelen provocar el afloramiento de aguas profundas y frías cerca del ecuador.

Durante un año normal es fresco y no demasiado lluvioso en la costa occidental de América, y cálido y húmedo en la parte occidental del Pacífico.

Pero cuando los vientos alisios se aplacan, ocurren dos cosas: el afloramiento forzado por el viento que atrae el agua fría a la superficie se ralentiza, y el agua caliente que se ha acumulado en la parte occidental de la cuenca del Pacífico comienza a revolverse hacia el este. Y a medida que el calor se extiende hacia el este, los vientos alisios -que están controlados en parte por las diferencias de temperatura y presión atmosférica entre los dos lados del Pacífico- se debilitan aún más. Así que surge un doble contratiempo: las aguas frías que normalmente ayudan a enfriar la costa sudamericana quedan atrapadas bajo la superficie, y los vientos que ayudarían a enfriar las cosas se estancan.

Los científicos aún no saben exactamente qué es lo que desencadena el ciclo, pero pueden detectar con antelación las señales de El Niño que se está gestando y se hacen una idea aproximada de cómo se desarrollan los acontecimientos una vez que entran en acción. Así, una vez que aparecen las señales, los científicos pueden empezar a advertir al público en general de que es probable que se produzca un El Niño entre seis y nueve meses después.

¿Se está fortaleciendo El Niño?

Algunos modelos climáticos predicen que el ciclo del FEL se intensificará a medida que el planeta se calienta, lo que conllevará que El Niño sea más cálido y húmedo y La Niña más seca, y ejercerá impactos más devastadores en las comunidades de todo el mundo. Otros muestran una menor intensificación, o ninguna. Los científicos se apresuran a comprender mejor el fenómeno.

Tampoco está claro si el ciclo se ha intensificado desde que los humanos empezaron a calentar el planeta bombeando la atmósfera con gases de efecto invernadero.

Lo que los científicos pueden decir es que El Niño ha existido durante miles de años y es probable que persista en el futuro. Y tanto si el ciclo actual cambia como si no, es probable que sintamos sus efectos con más pujanza en el futuro.

El mundo ya se ha calentado 1,2 °C, y los científicos afirman que el calentamiento adicional provocado por El Niño podría ser un anticipo de cómo será la vida con 1,5 °C, el límite al que aspira el Acuerdo de París sobre el Clima.

2016 fue la última vez que un fenómeno de El Niño causó un calor tan mortífero, y ese año puede dar pistas sobre lo que nos espera.

Las lecturas de temperatura de los océanos alrededor de la Gran Barrera de Coral en Australia y en islas desde Fiyi hasta Hawái fueron altísimas; en muchos casos, las más altas jamás registradas.

Los océanos se han ido calentando de forma rápida y constante debido al cambio climático, y las investigaciones sugieren que los fenómenos de El Niño son cada vez más lluviosos y cálidos.

Los efectos de El Niño se extienden por todo el planeta, modificando los patrones meteorológicos desde Dakar hasta Delhi, pasando por Boston y otros lugares. Estos poderosos fenómenos se producen de forma natural, pero el cambio climático puede alterar su fuerza y ferocidad en el futuro.

Fuente: National Geographic