Los trabajadores tóxicos: los más productivos y los menos rentables, ¿por qué?

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Los trabajadores tóxicos suelen suponer una paradoja para las compañías que tienen que lidiar con ellos: son los empleados más productivos, pero también pueden ser los menos rentables. 

Estas son las 7 razones por las que las empresas deberían combatir la toxicidad de este tipo de trabajadores, por mucha carga de trabajo que saquen adelante. 

La productividad suele ser una de las principales variables que las compañías utilizan a la hora de medir el desempeño de sus empleados en su día a día. Pero, si existe una variable que las empresas valoran más que la productividad, esa es la rentabilidad económica.

Las organizaciones suelen apostar casi siempre por aquellos trabajadores que demuestran una mayor productividad en sus empleos y —por suerte o por desgracia— esos perfiles suelen coincidir casi siempre con los empleados más tóxicos de la plantilla

De hecho, esta persecución incansable de la productividad ha llevado a las compañías recientemente a atravesar un auténtico calvario, cuando sus sistemas de organización del trabajo se han visto afectados por la irrupción del teletrabajo primero y de los modelos de trabajo híbridoo después. 

Profesionales de renombre, como el CEO de Microsoft, Satya Nadella, han denominado a este fenómeno como una auténtica "paranoia de la productividad", que ha llevado a los jefes a pensar que sus empleados no estaban trabajando cuando lo estaban haciendo desde casa. Según Nadella, este proceso se ha dado por la disonancia que existe entre las expectativas del trabajador y las de la empresa.

 

Los empleados consideran que disfrutando de un modelo de trabajo híbrido son igual de productivos, cuando no más, que cuando trabajan bajo un modelo convencional. En cambio, los directivos consideran que esto no es así y apuestan por una vuelta —en ocasiones forzosa— de sus subordinados a la oficina.

Es en ese lugar en el que más destacan los trabajadores tóxicos, un tipo de trabajador que no siempre es fácil de identificar, pero que se suele caracterizar por ser uno de los más productivos de la plantilla. Sin embargo, lo que las organizaciones desconocen es que, precisamente, son ese tipo de empleados los que suelen ser menos rentables.

Estas son las 7 razones por las que los trabajadores más tóxicos también suelen ser los menos rentables:

Hacen que se pierdan clientes

 
Día 17: Pídele a tu equipo y a tus compañeros cercanos que te den su opinión.

Una de las consecuencias más palpables que tienen los empleados tóxicos para sus empresas es que hacen que estas pierdan clientes, especialmente si estos trabajadores trabajan de cara al público

Así lo constató un estudio elaborado por el profesor de la Harvard Business School, Dylan Minor, y el analista de la firma de consultoría HiQ Labs, Michael Housman, que consultó a más de 50.000 empleados de 11 compañías diferentes. 

Según este informe, que fue publicado por la propia Harvard Business School, los trabajadores tóxicos pueden "causar importantes costes organizativos, como la pérdida de clientes, el deterioro la moral de los empleados, el aumento de la rotación y la pérdida de legitimidad entre importantes partes interesadas externas".

Desmotivan al resto de compañeros

Una persona celebra un éxito en una oficina con otros compañeros.

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Como también sugiere la investigación de la Harvard Business School, tener un compañero de trabajo tóxico a tu lado provoca que tu moral decaiga, ya que suelen caracterizarse por difundir rumores o no respetar la vida privada de los demás

Minor y Housman definen a un trabajador tóxico como alguien que "tiene un comportamiento perjudicial para una organización, ya sea hacia su patrimonio o hacia sus miembros". Estas personas son fáciles de detectar porque se quejan constantemente, se hacen las víctimas cuando deben afrontar responsabilidades y tienden a hacer comentarios pasivo-agresivos.

Generan un aumento de las dimisiones

Despido empleo laboral

La desmotivación que producen en sus compañeros puede conducir en última instancia hacia un incremento de las dimisiones, dando lugar así un "aumento de la rotación" como al que aludía la Harvard Business School.

Otro análisis, en este caso uno desarrollado por la firma de consultoría e investigación del ámbito profesional SHRM (siglas en inglés de Sociedad por la gestión de los recursos humanos), ha calculado cuánto les cuestan exactamente a las compañías las renuncias que se producen por culpa de los ambientes laborales tóxicos

En concreto, el coste de este aumento de la rotación de plantilla les supuso a las organizaciones estadounidenses —en apenas 5 años— cerca de 223.000 millones dólares (unos 205.000 millones de euros).

Generan más costes legales

Cómo actuar ante el acoso laboral

Una de las características más problemáticas de los empleados tóxicos es que tienden a ser de los que no aceptan un "no" por respuesta. Además, ese suele ser uno de sus rasgos más problemáticos, ya que no solo afecta al terreno profesional, sino que a veces salta al ámbito personal. 

Las cualidades que los caracterizan los identifican como personas que están dispuestas a llegar a donde haga falta para conseguir lo quieren y eso, en casos extremos, puede llevarles a incurrir en la ilegalidad.  

 

El estudio elaborado por la Harvard Business School explica que esto plantea situaciones contradictorias a las empresas, ya que "por ejemplo, un banco de inversión con un agente deshonesto que está haciendo que la entidad obtenga millones en beneficios podría verse tentado a mirar para otro lado cuando descubre que ese analista está sobrepasando los límites de la legalidad".

Dan la impresión de que la cultura de su organización es igual de tóxica que ellos

Trabajo, oficina, compañeros.

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Los trabajadores tóxicos no siempre repercuten directamente en la rentabilidad económica de la organización para la que trabajan. Hay veces en las que sus acciones afectan indirectamente a la operativa de sus empresas. 

Tal vez estos empleados sean lo suficientemente cuidadosos como para no perder clientes, pero sí que ofrecen una visión negativa de sus compañías al resto de grupos de interés con los que interactúan. 

El informe de SHRM alude a este problema en el caso de trabajadores que acaban dimitiendo: 6 de cada 10 asegura que su jefe ha sido la razón de su renuncia y 3 de cada 10 afirma que su responsable no fomentaba una cultura abierta y de comunicación transparente. Es decir, que la responsabilidad de que los trabajadores tóxicos tengan cabida acaba siendo de sus jefes. 

Sientan un precedente que fomenta el burnout

Burnout

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Otro de los rasgos por antonomasia de los empleados tóxicos es que siempre se quedan trabajando hasta las tantas. Esta es la faceta que los vuelve irresistibles para las empresas y la que produce que su productividad se dispare. 

Sin embargo, si las organizaciones no quieren que se desarrolle un problema de salud mental en su plantilla, lo más recomendable es que vigilen esta práctica y la corten de raíz. 

Los nuevos modelos de trabajo como la semana laboral de 4 días han llegado para demostrar como falso ese mantra de "cuantas más horas eches, más productivo eres", ya que la productividad de un trabajador se relaciona directamente con su bienestar emocional y ese bienestar se consigue sobre todo a través de la conciliación entre su empleo y su vida privada.

La mayor productividad que registran no compensa el incremento del coste que suponen

Trabajador almacén Amazon.

REUTERS/Eduardo Munoz

Una de las principales conclusiones del estudio de la Harvard Business School desarrollado por Minor y Housman indica que la mayor productividad que registran este tipo de empleados no compensa el incremento del coste que suponen para sus empresas. 

Según la investigación de Minor y Housman, si se tiene en cuenta el coste que conlleva reemplazar a los trabajadores que dimiten por culpa de un empleado tóxico, cada una de estas ovejas negras puede llegar a costar —de media— unos 11.500 euros, una cifra que no contempla posibles litigios, sanciones judiciales o charlas psicológicas que ayuden a compensar la baja moral del resto de la plantilla. 

El informe de la Harvard Business School deja claro que, si esa cifra se compara con el valor que aporta un empleado cuyo trabajo se encuentra entre el 1% de mayor productividad (unos 4.900 euros, de media), tener un trabajador tóxico no compensa.

Fuente: Business Insider