El tinku, de ritual agrícola a espectáculo de masas con campeones virales en redes

Fiesta en Macha, en mayo de 2024. Foto: APG.

En los últimos años, se popularizó el Runa Tinku y uno de sus máximos exponentes es el potosino Maju Rioja.

El tinku ha pasado de ser un ritual de regiones andinas a un espectáculo de masas en diferentes ciudades del país, que convoca a cientos de asistentes para ver el encuentro entre peleadores.

En este nota exploramos el origen de esta práctica cultural y su transformación en una actividad deportiva, que también ha sido señalada por su violencia.

El tinku celebra su ritual, tradicionalmente, en la localidad de San Pedro de Macha, en el norte del departamento de Potosí, por el Día de la Cruz, cada 3 de mayo. Es la unión del ciclo agrícola andino y una tradición de combate.

Es un "encuentro festivo y ritual a través del conflicto y las alianzas interayllus, implican brindar a la tierra circulación de productos agrícolas, reafirmación de territorio y nuevos vínculos familiares entre las comunidades", define la antropóloga Lidia Rodríguez.

Para la celebración se lleva al Tata Wilakruz (simbolizado por una cruz de madera) vestido para batalla. Es una práctica de la región de Potosí, por lo cual es habitual en provincias como Chayanta, San Pedro de Macha, Alfonso de Ibáñez, Charcas, Sacaca, B. Bilbao Rioja, Pocuata y Bustillo.

Tristan Platt, reconocido estudioso del área que falleció en marzo de este año, identificó que, en San Pedro Macha, se acude a la celebración del Wilakrus el 3 de mayo, mientras que para la fiesta de Corpus Christi se acude al pueblo colonial de San Marcos de Miraflores, donde se celebra el Tinku valluno más importante.

La tradición en San Pedro de Macha

El tinku tiene diferentes momentos, el 3 de mayo únicamente se celebra por los barrios de Macha, donde es habitual toparse con personas que regresan para formar parte de la comparsa de su barrio, y que viven en Cochabamba, Potosí, Santa Cruz, La Paz y El Alto, o bien, en Chile o Argentina, y vuelven durante algunos días, recoge Rodríguez. El grupo danza en la noche desde la esquina de su barrio y en la plaza giran en dirección contraria a las manecillas del reloj, parando en cada esquina para bailar en círculo con una cruz al centro del grupo; en la puerta de la iglesia todos se arrodillan y se hace una oración, la cruz y banderas van al frente.

"Tinku es una palabra quechua que significa encuentro. Esta fiesta es el encuentro de las dos grandes parcialidades, el gran encuentro. No es propiamente la pelea. La pelea es parte de eso, como un condimento de esta gran fiesta", explica el historiador Tito Burgoa.

Después de saludar a la iglesia siguen con la danza y en la torre del campanario se detienen para ofrendar chicha a la placa fundacional de Macha, tras lo cual se meten a las calles de su barrio, donde son recibidos en las casas de los prestes, quienes les ofrecen chicha. La tensión y la violencia ritual en este caso se presenta si alguno de los grupos ingresa a otra sección de Macha que no sea la que le corresponde, los enfrentamientos ocurren, sobre todo, entre hombres. Los habitantes de Macha dicen que la capital les pertenece y por esa razón ellos son los primeros en derecho para celebrar el tinku, por lo cual, el día 4 de mayo le prestan la plaza y el pueblo a “los campesinos” que llegan de los diferentes ayllus de la región de Macha. En los ayllus, la festividad del Wilakrus sevinicia días antes con el sacrificio de una llama.

Las peleas se hacen para delimitar territorio, “se hacen porque una comunidad se puede meter a la tierra de otra y con el tinku marcan sus diferencias territoriales”. Todo el tiempo se escucha la música de julajulas, la cual se interpreta en dos ritmos “uno marcial o trote en el recorrido hacia el pueblo y otro de wayño cuando ya se encuentran en el mismo".

Los grupos de campesinos también dan vueltas en la plaza y se enfrentan a otros en peleas, luego de provocarse mutuamente. El consumo de bebidas alcohólicas es evidente.

Las peleas entre los ayllus están regladas y organizadas, controladas además por la Policía Nacional de Bolivia. Antes de llegar a este día festivo, cada comunidad ya tiene conocimiento de quiénes van a ser los peleadores, entre los que se encuentran hombres, mujeres y niños.

Las peleas son uno a uno, debe ser en igualdad de condiciones, hasta que uno de los combatientes cae al suelo y se pone fin a ese combate “finalizando con un gran abrazo como gesto simbólico de vínculo y cercanía entre comunidades”. Algunos combates individuales y grupales pueden prolongar- se en la plaza y en el río hasta que la iglesia vuelva a llamar a misa.

Para Tristan Platt, “la violencia existente es social y estructurada, donde se organiza y se frenan las pretensiones expansivas del otro respecto a su territorio, además que se simboliza la sangre derramada en la pelea como una ofrenda a la Pachamama para mejores cosechas”.

Entonces, la necesidad de mantener el ritual del tinku es porque su celebración reafirma territorio, resuelve disputas, garantiza las buenas cosechas de los productos.

El surgimiento del Runa Tinku

En los últimos años, la práctica del tinku, ahora llamado runa tinku se ha trasladado a las ciudades. Entre ellas, Oruro y Cochabamba. La población toma escenarios deportivos como estadios zonales para los enfrentamientos a puñetazos y chicotazos para medir fuerzas o resolver conflictos.

La actividad surge por la presencia de jóvenes, hombres y mujeres, migrantes de Potosí, Oruro y algunas provincias de Cochabamba, que buscan revalorizar sus costumbres y afirmar su identidad a través del tinku, adaptándolo a su contexto actual y a su propia moda, considera el investigador Luzgardo Muruá.

Los combates son voluntarios, equitativos y regulados por grupos organizadores que actúan como árbitros y mantienen el orden. El que quiere pelear acude y busca su contrincante. Los que ofician de jueces velan para que los rivales reúnan las mismas condiciones, por decir, estatura, edad, corpulencia.

Encuentro de Runa Tinku. Foto: APG.

Según los organizadores, no se trata de una violencia desmedida, sino de un deporte con reglas y límites, que se realiza con guantes, monteras y otros accesorios típicos.

La actividad se ha visto empañada por denuncias de muertes violentas y excesos, como violaciones, entre otros. Sin embargo, la popularidad sigue creciendo y también se desarrolla en localidades del trópico de Cochabamba.

La influencia de Maju Rioja

La figura de Maju Rioja (cuyo verdadero nombre es Juan Carlos Rioja Mamani), el peleador que se hizo famoso tras lograr triunfos en el afamado takanakuy peruano, es una de las principales del tinku moderno.

Maju Rioja en el festejo de su primer aniversario como peleador. Foto: APG.

Su fama creció, además, a través de las redes sociales, donde acumula miles de seguidores.

El takanakuy, es la práctica ritual del Perú, muy similar al tinku que se inició en las alturas del Cusco e incluye las patadas. Surgió durante la Conquista, cuando los hacendados españoles disfrutaban viendo enfrentarse cuerpo a cuerpo a sus esclavos africanos vestidos como gallos de pelea.

El año pasado, el luchador potosino, apodado "Puños de Piedra", fue condecorado por el Ejército de Bolivia.

En ese entonces, contó que aprendió todas sus habilidades de manera empírica. "Cada fiesta, cada domingo en Cochabamba y en el Trópico, iba y practicaba. Desde mis 15 años iba a fiestas donde peleaban", relató.

Rioja ha ganado varios enfrentamientos en esta disciplina, venciendo a competidores extranjeros y recibiendo el apoyo de sus seguidores en muchos lugares del país y el mundo. Los videos de sus peleas son virales en las redes sociales.

Su más reciente encuentro contra un luchador de MMA, Miguel ‘El Fenix’ Rosales. El potosino perdió, pero aseguró que se vio motivado a prepararse más. Adelantando que se vendrán más encuentros, manteniendo la popularidad del runa tinku a nivel nacional e internacional.

FUENTE: RED UNO