Bolivia: estas son las cinco urgencias que deberá enfrentar el próximo gobierno

Meses de confrontación electoral, especialmente entre los principales actores del Movimiento al Socialismo (MAS), se habrán terminado en cuanto asuma un nuevo cuerpo de gobierno. Sin embargo, la Administración de Luis Arce dejará un legado complejo de afrontar, con escenarios turbulentos con los que deberán lidiar las nuevas autoridades.
En este aspecto, se espera que la tensión política se decante en la necesidad de buscar consensos en un escenario abiertamente fragmentado. No solo en el aspecto de gobierno, sino también con los líderes de comunidades o agrupaciones con poder de movilización e intereses en asuntos a tratar, como –por ejemplo- la minería.
El descontento social será un ancla a levar con precisión de cirujano: en medio de una crisis económica aguda, con probables ajustes en el horizonte, el desempleo, el bienestar social y los Derechos Humanos serán otras urgencias que requerirán atención por parte de los nuevos líderes, según los expertos consultados por France 24.
Una crisis económica aguda
El país del altiplano padece una profunda crisis en el ámbito económio uego de una sostenida época de bonanza. La carencia de combustible y la falta de liquidez y reservas son algunas de las aristas que conforman la coyuntura.
“Cualquiera que sea el gobierno, este tendrá que enfrentar de manera inmediata varios aspectos: primero, la provisión de combustibles; también la posibilidad de contar con dólares para quienes trabajan con el mercado internacional; y lo otro, que está como posibilidad y como amenaza, es encarar la negociación sobre el litio”, enumera María Teresa Zegada Claure, socióloga, politóloga y doctora en Ciencias Sociales en diálogo con France 24.
Sobre el último tema, la analista tilda al litio como “la apuesta al futuro, auspiciosa”. No obstante, recalca que la política al respecto “dependerá de cómo el futuro presidente ordene” las fichas en el asunto.
Sobre las dificultades económicas, Vivian Schwarz Blum, socióloga e investigadora asociada de Ciudadanía, una asociación de estudios sociales y acción pública, afirma que será necesario “un paquete de políticas para combatir la crisis que tenga, al menos, medidas de emergencia de corto plazo”.
Dentro de los puntos que componen una salida inicial de urgencia, Schwarz Blum resalta que se debe solucionar la falta de capital “que permita a los importadores y exportadores retomar sus actividades”.
Sin embargo, aclara, no se refiere a continuar la toma de deuda por parte de organismos como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, necesariamente. Pero sí encontrar formas para fortalecer las exportaciones.
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Zegada Claure retoma este punto recordando que –durante la campaña- las propuestas hablaron de resoluciones a mediano y largo plazo con créditos internacionales. “Las propuestas parecen ser viables, pero tienen un costo social alto”, advirtió.
Más allá de los planes futuros que pueda tener e implementar el nuevo gobierno, la analista remarca que deben surgir soluciones rápidas a problemas urgentes, como la ausencia de diésel que “inmoviliza el aparato productivo y las actividades económicas de la gente”.
“Hay medidas que van a tener que sentirse en lo inmediato para que la población dé, digamos, el beneficio de la duda hacia adelante. Una señal que muestre que esto puede ir hacia mejor”
Con una tercera mirada, Erika Brockmann, politóloga y excongresista, es tajante al aseverar que no habrá una salida pronta a la crisis económica sin un acuerdo político a gran escala, “que genere certidumbre y sea la plataforma para adoptar las decisiones políticas que haya que tomar”.
Como aspecto alentador, sostiene que hay una “disponibilidad social para recibir medidas duras” aunque no está claro cuánta tolerancia haya para sostenerla en el tiempo.
Con vistas a largo plazo, Schwarz Blum también recalca que se debe forjar un nuevo pacto fiscal y encontrar una solución a las actividades económicas informales: “Un país con al menos el 75% en el mercado informal no puede sobrevivir (...) Necesitamos que esa relación entre Estado y ciudadanía cambie de una práctica de garrote a una de incentivos”, afirma.
La gobernabilidad, un desafío mayor
El panorama de gobernanza apunta a que será fragmentado, tanto en lo referido a los hemiciclos, como a las organizaciones sociales con alta capacidad de movilización. Por ello, otro de los desafíos de las nuevas autoridades estará en tender puentes para formar consensos.
Para Zegada Claure, el éxito del nuevo gobierno y las medidas que intente aplicar dependerá de la fortaleza para gobernar.
En este sentido, hay dos “condiciones mínimas” sobre los que deberá trabajar la Administración entrante en una sociedad muy politizada. Primero, una alianza con otros partidos porque, "probablemente, no haya una mayoría absoluta parlamentaria".
Segundo, más difícil según la analista, “establecer acuerdos de gobernabilidad con sectores sociales con capacidad de poder”. Es decir, los que serán afectados y pueden levantar una resistencia social.
En la óptica de Brockmann, es menester tener un “gobierno de coalición” y un acuerdo a gran escala que genere una mayoría “al estilo de los sistemas parlamentarios que sostenga todo el andamiaje de las decisiones políticas”.
La excongresista profundiza que la gobernabilidad en Bolivia no se sostiene solamente en el Parlamento, sino también con “la gobernanza en las calles” con “puentes de diálogo, escenarios de mitigación de las protestas que pueden generar inestabilidad”.
FUENTE: FRANCE24