Argentinos cruzan a Bermejo para aprovechar precios bajos en ropa, electrodomésticos y alimentos

Una de las calles donde hay comercios en la ciudad de Bermejo. Foto: Noticias al Día Bermejo

Cada día, cientos de ciudadanos argentinos cruzan la frontera por Aguas Blancas hacia Bermejo, en el sur de Bolivia, en busca de productos más baratos. Desde verduras y hortalizas hasta electrodomésticos y neumáticos, el comercio en esta zona fronteriza ha cambiado de dirección en el último año debido a la devaluación del boliviano, haciendo que comprar en Bolivia sea más conveniente para los argentinos.

Históricamente, eran los bolivianos quienes viajaban a Argentina en busca de precios más bajos, pero ahora la tendencia se ha revertido. El presidente del Comité Cívico de Bermejo, Víctor Hugo Sánchez, destaca que el comercio sigue en auge, aunque las autoridades argentinas intentan frenar el contrabando con el Plan Güemes. Esta medida ha fortalecido la presencia de la Prefectura Naval Argentina en el Río Bermejo, un área que hasta hace poco era controlada solo por la Policía boliviana.

El flujo de personas y mercancías es constante, ya sea por el puente internacional que conecta Bermejo con la ciudad de Orán, o por vías informales, como las chalanas que cruzan el río sin pasar por controles migratorios. A pesar de las restricciones, muchos argentinos optan por esta alternativa para evitar demoras.

Los comerciantes locales afirman que la demanda argentina ha impulsado la venta de todo tipo de productos. Electrodomésticos, ropa y alimentos son los más buscados. "Hasta Coca-Cola llevan", comenta un comerciante, señalando que incluso el maíz boliviano ha encontrado mercado en Argentina.

La diferencia de precios es notable. Por ejemplo, una heladera con dispensador de agua cuesta en Bermejo alrededor de 3.400 bolivianos, mientras que en Argentina su precio supera los 800 mil pesos. Un lavarropas de carga horizontal se vende a la mitad del valor que en el país vecino. También se ha vuelto común la compra de neumáticos y termos con imitaciones de marcas reconocidas.

El economista Fernando Romero explica que este fenómeno responde a la depreciación del boliviano frente al peso argentino, lo que incrementa el poder adquisitivo de los compradores del país vecino. A pesar de los controles impuestos por Argentina, el comercio formal e informal sigue en marcha y parece que la tendencia se mantendrá mientras la diferencia cambiaria favorezca las compras en Bolivia.